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Tokio, luminosa ciudad programada para innovar

  • Foto del escritor: Nomadea
    Nomadea
  • 27 feb 2018
  • 11 Min. de lectura

Actualizado: 4 dic 2020


Tokio fue la puerta de entrada a Asia, un mundo donde nada entendía del idioma local. Las “conversaciones” eran con señas, gestos, sonrisas e inclinaciones de cabeza. Aunque también hubieron arigato (gracias), sayonara (chau) y algún que otro conichihua (hola). Mi frase favorita fue arigato-sayonara (como si juntos formasen una sola palabra). Nos cruzamos con varios que hablaban inglés, pero no es lo más común, igualmente la gente es muy abierta a ayudarte por más que sólo hablen su idioma natal.

Un día después de lo planeado, llegué a Tokio (podes leer la razón en el post de Minneapolois), la ciudad de los inodoros futuristas. Imaginaba que en el aeropuerto debía haber uno muy copado, así que antes de hacer migraciones fui a explorar el baño. Había tazas para hacer en cuclillas, sentado y un mejitorio (en el de mujeres ¿será para los trans?). Elegí el que tenía la taza para sentarse (era el más curioso). La tabla estaba calentita y tenía un montón de botones (creo que no me faltó tocar ninguno). Unos te tiraban un chorrito de agua por un lado o por el otro, podías elegir la intensidad y cantidad, también había uno que te tiraba aire, pero para mí el mejor fue el que hacía ruido ¡se podía subir y bajar el volumen! (ideal para los tímidos…).


Tokio es una ciudad muy grande y tiene tantas cosas por conocer que a veces marea un poco para armar el recorrido. Nosotros decidimos organizar los atractivos turísticos por barrio. Empezábamos bien temprano a la mañana (gracias a que nos costó superar el jet lag de 12 horas), andábamos hasta que empezaba a oscurecer y hacíamos dos barrios contiguos o cercanos por día. Fueron largas jornadas caminando, pero valieron la pena.

Como en la mayoría de las grandes ciudades turísticas, en Tokio hay una empresa que ofrece Free walking Tour. Dura 3 horas aprox, solamente lo hacen en inglés y al final del recorrido le das una propina al guía en base a lo mucho o poco que te gustó el tour. Está bueno para saber un poco más de la cultura moderna de la ciudad. Podés mirar en esta Web los días y horarios, es necesario reservar previamente (aunque nadie controla si hiciste reserva o no).

Mi primera tarde, nos fuimos a conocer la zona de Akihabara, donde están los edificios con pisos enteros llenos de videojuegos y tiendas de electrónica. Al recorrer esas calles con tantas imágenes de anime, chicas disfrazadas como si fuesen mucamas hot y locales con personas jugando dos juegos a la vez (los había muy buenos que disparaban para todos lados y tocaban botones como locos), sentí que ya había llegado a Japón. Para terminar de confirmarlo, de regreso al hostel, nos cruzamos con Mario y sus amigos en pleno recorrido por la ciudad en sus karts. Así como lo lees, una carrera de Mario Karts en medio de Tokio. Es un tour que ofrece MariCar, donde visitas varias zonas en karts disfrazado del personaje que vos quieras y lo más común es ir de Luigi, Mario, Yosi o Browser.


Después de haberme despertado a las 4 am (pm en Argentina) y quedado en la cama hasta las 6 am (como mínimo que amanezca antes de ir a pasear), nos fuimos a conocer el barrio de Marunouchi donde está la estación central de Tokio (Tokyo Station). Ahí empezamos a volvernos fanáticos de los sellos de las estaciones (y de algunos lugares turísticos que también tenían) y a coleccionarlos. Las mesas con los sellos suelen estar antes de los molinetes, los coleccionan turistas y locales. Están buenos para llevar como souvenir porque ocupan poco, tienen dibujos lindos, son gratis y te ayudan a recordar por los lugares que pasaste.

La estación es tan grande que dentro tiene tres calles comerciales, Central street, GranSta y Keiyo Street. Pasa mucha gente a diario por ahí y los comerciantes vieron muy claro el negocio. No tienen gran atractivo, sólo son llamativas por su ubicación.

Una ancha calle une Tokyo Station con Imperial Palace, la residencia del emperador cuando se trasladó de Kioto. Podés recorrer el jardín del este del palacio y las ruinas del antiguo castillo de Edo, es gratis y está abierto todos los días salvo lunes y viernes. A mi me gustó el paseo, hay muchos cerezos que cuando están en flor decoran todo el lugar (cuando fuimos estaban empezando a florecer) y además hay un clásico jardín japonés con puentes, cascaditas y carpas Koi de inmensas aletas. No pierdas el plástico que te dan al ingresar, ya que te lo piden a la salida y si no lo tenés te van a preguntar por dónde anduviste y pedir que les indiques en un mapa en qué sitio pensas que lo perdiste (hablo por experiencia de quien iba conmigo).

Luego de un rico almuerzo en un restaurante pequeño con olor a frito, pero que tenía una sabrosa tempura, nos fuimos caminando hacia el barrio Asakusa. Por el camino nos cruzamos con una chica que tenía un búho en el hombro, nos dejó tocarlo (súper suave) y nos invitó a la cafetería que estaba en el 5to piso a tomar algo rodeados de búhos disponibles para recibir nuestras caricias (son como los bares para acariciar gatos, pero con búhos que al parecer es la nueva tendencia). También nos encontramos con la estatua de Goku y otros personajes de dibujos animados (ni idea quienes eran los otros). Estaban en la puerta de las oficinas Bandai. Algo que me llamó la atención en esta zona fueron los primitivos Tuk-tuk (carruajes para turistas) tirados por un hombre que va corriendo mientras te cuenta la historia de los lugares que vas viendo (el tipo debe terminar muerto después de cada tour). Además de estas cosas, visitamos el templo Sensoji que fue el motivo de explorar esa zona. Es el templo más antiguo de Tokio y su entrada principal tiene las sandalias de un Buddha gigante (nadie quisiera recibir una patada de ese Buddha). Las calles que lo rodean son famosas por sus mercados, podés encontrar objetos tradicionales, dulces japoneses, restaurantes, de todo un poco.

El día siguiente estuvo súper soleado, así que decidimos que era el momento indicado para ir al barrio Shinjuki, entrar al edificio Tokyo Metropolitan Government y ver desde el piso 45 la ciudad con el monte Fuji. Increíble poder apreciar el pico más alto de Japón detrás de esa inmensa ciudad que parece no tener fin. Una de las cosas que más nos hubiese gustado hacer es subir el Fuji (si sos una persona atlética podés hacerlo sin problema), pero fuimos en invierno y no estaba habilitado el sendero. Sin duda en algún momento iremos en la época correcta para hacerlo.

Después de habernos llenado con la imagen del pico nevado del Fuji, nos fuimos a buscar a nuestro amigo Godzilla. Como no sabíamos con exactitud dónde estaba, nos perdimos recorriendo las calles del antiguo Shinjuku Golden-gai (área donde estaban los fumadores de opio después de la guerra) y de Shimokitazawa que es el barrio rojo. Finalmente lo encontramos, gigante, escondido detrás del cine Toho y a punto de destrozar toda la ciudad. Se ve muy bien desde lejos y es mejor para fotografiarlo.

Este día fue muy cargado, así que después de estar media hora en el walking tour, nos fuimos al parque Ueno en busca de los cosplayer (gente disfrazada de personajes de anime). Según nos dijeron se juntan los domingos en el parque o en las calles Harajuku y Takeshita. Nosotros vimos pocos (parecía que ese día no se habían reunido), pero en su lugar nos encontramos con los bailarines rockabilly, con vestimenta, jopo gigante y todo. Le ponían muchísima onda a la entrada del parque. Más allá de este espectáculo, el lugar está muy lindo, perfecto para disfrutar un poco de naturaleza.

Para terminar el día (como si fuesen pocas cosas las que habíamos conocido) nos fuimos al paso de cebra de Shibuya que es el más famoso y concurrido. Cientos de personas cruzando hacia todas las esquinas y sin chocarse, porque cada uno va por el lado izquierdo y no tiene que andar esquivándose. Acá también está la estatua de Hachiko, el perro fiel que, una vez muerto su dueño, siguió esperándolo en la puerta de la estación hasta que él también falleció (hay una película de la historia). Fin nostálgico para un día de mucho caminar.

El día que mejor nos hubiera venido madrugar fue el que más tarde nos levantamos (estábamos a punto de superar el jet lag). Así que a las 10 am llegamos al mercado de pescado, el Tsukiji Fish Market en el barrio Chuo. Hay quienes van a las 3 am para ver la subasta del atún, nosotros decidimos no presenciarla ya que habíamos leído en varios sitios que no valía mucho la pena porque parecía más armado para el turista que otra cosa. El mercado hace honor a su fama de ser el más grande del mundo, son curiosos los puestos con los pescados y peces (porque hay algunos vivos). Hay que tener en cuenta que a eso de las 11 am termina todo, así que lo mejor es ir temprano. En las callecitas laterales del mercado hay muchos restaurantes para hacer una degustación de platos típicos japoneses con el pescado recién comprado. Para nosotros era muy temprano para comer, así que nos fuimos a pasear y terminamos almorzando sushi en el barrio Ginza que está lleno de tiendas de ropa carísimas y súper top (sólo fuimos porque estaba al lado). Lo bueno de haber ido para esa zona fue que a las 13 hs estábamos en el parque Hibiya (muy bonito) y presenciamos lo que hacen gran parte de los japoneses cuando sale a almorzar, pararse alrededor de la fuente a mirar el celular. Parecían estatuas con trajes distribuidas de forma irregular y moviendo únicamente el pulgar. Por suerte debajo de un árbol había un chico (también con traje) que estaba haciendo malvares y le ponía un poco de alegría al parque.

Aprovechamos la tarde para ir a conocer unos templos que no habíamos podido ver el primer día porque se nos había hecho de noche. Fuimos al parque Ueno y recorrimos los templos Kiyonizu Kannon-Do, Karamon (el que más me gustó y desde donde se puede ver la impresionante pagoda de 5 pisos que está dentro del zoológico) y por último el Bentendo Temple. Con eso concluimos un día más en esa hermosa ciudad.

Para las últimas noches nos mudamos a una zona más residencial. Un barrio con construcciones bajas (de máximo 3 pisos), lleno de callejuelas que no tienen vereda y muchas de ellas mueren en un paredón. Es la zona que más me gustó, me parece muy auténtica, sin mega construcciones ni luces de neón. Por la mañana, la gente cuelga de las ventanas las camas enteras (colchones, sábanas y mantas). Encontramos varios cementerios entre los edificios, son muy chicos (ocupan el mismo espacio que 4 casas japonesas) y tienen su encanto.

La última caminata que hicimos fue para ir a ver el Tokyo Skytree, la torre más alta de Japón, con 634 metros, se ve de todos lados de la ciudad y siempre da la sensación de estar cerca. No subimos porque era caro, pero nos conformamos con verla desde fuera ya que es un espectáculo arquitectónico. Podés encontrar los precios y horarios para visitarla en esta Web.

RECOMENDACIONES PARA TENER EN CUENTA

En Tokio hay mucha gente caminando por la calle (mientras miran el celular) y si no querés llevarte a nadie por delante, lo mejor es que vayas siempre por tu lado izquierdo. Están súper organizados y todos van por el mismo lado. También se aplica en las escaleras.

Respetan mucho los semáforos, es raro ver a un peatón cruzando en rojo (algunos hemos encontrado) aunque la calle esté completamente vacía y no haya autos asesinos de peatones a la vista. A veces cuesta, pero está bueno adoptar sus costumbres y esperar a que la luz se ponga verde.

En el transporte público están acostumbrados a que las personas no hablen o lo hagan en voz baja. Así que si te gusta mucho conversar hacelo sin llamar la atención, de lo contrario vas a recibir muchas miradas. Esperan que tengas el mismo comportamiento en locales comerciales. Conocimos a una pareja (mexicana y suizo) a la que echaron de una tienda tras ser acusados de hablar muy fuerte.

Los días de semana, en las horas pico, algunos vagones del subte son exclusivos para mujeres y niños. Te vas a dar cuenta porque hay un cartel en la puerta del vagón que lo indica, también detalla la hora en que eso se aplica.

Algunos restaurantes tienen máquinas para ordenar la comida y pagar. Así que antes de sentarte en la mesa, fíjate si a la entrada o fuera del lugar tienen de estas. No te preocupes por lo que vas a tomar con la comida, ellos ni bien pongas la cola en el asiento se van a acercar con un vaso lleno y una jarra (son cortesía de la casa). Algunas veces te dan agua (con mucho hielo) y otras té frío que sabe a sésamo tostado, la última opción es té caliente que tiene un gusto un tanto particular.

Según nos dijo un guía local, no es necesario pagar mucho para conseguir un buen sushi. Todos los restaurantes lo hacen con pescado fresco del día. Así que a la hora de elegir dónde degustar esta comida rápida que se convirtió en furor, hacelo teniendo en cuenta esto y no la apariencia del sitio. Nosotros comimos en un lugar económico y estaba excelente. Nos sentamos en la barra y vimos cómo lo preparaban.

No sé cómo será en el resto de Japón, pero Tokio tiene en los parques unos toboganes altísimos y llenos de rodillos para tomar más velocidad. Son para menores de 12 años, pero vale la pena infringir la ley y probar uno. Los niños japoneses si que saben cómo divertirse.

¿CÓMO VIAJAR EN TOKIO?

Lo más común para moverse dentro de la ciudad es viajar en tren (o subte, como prefieras llamarlo, a veces va por arriba y otras por debajo). Las estaciones de tren son grandes y algunas tiene varios pisos, es algo para tener en cuenta porque los trenes son puntuales y no siempre se encuentra rápido la vía donde tomar el que vos necesitás.

Podés usar la web Hyperdia para verificar cómo ir de un sitio a otro, también vas a encontrar los horarios de los trenes. Está buena, te muestra todo detallado y es la misma que usan los locales. Google maps no funciona bien en esta ciudad.

Existen dos tarjetas recargables para comprar los pasajes. Una es Pismo y la otra Suica. Nosotros optamos por no comprar ninguna y pagar los tickets en las máquinas, el precio es el mismo.

También hay pases de tren y subte que te sirven para 24 o 48 hs, son convenientes si tenés pensado tomar más de un transporte el mismo día.

Hay buses y subtes que te llevan desde los aeropuertos de Narita y Haneda hasta las zonas turísticas. Tené en cuenta que no funcionan durante la noche.

¿DÓNDE CAMBIAR DINERO?

Lo mejor es cambiar lo que necesitas para llegar al hotel en el aeropuerto, y el resto en las casas de cambio que están una en el centro comercial Don Quijote (es un local a la calle y está cerca de la estación Akihabara) y la otra en la calle Moa 2nd street (que une la estación Shinjuku con los cines Toho y a tres cuadras del local está Godzilla) que te pagan mejor los dólares. Estos dos sitios te quedan de camino cuando paseas por la ciudad.

No suelen pedirte el pasaporte para hacer la transacción, ideal para quienes siempre olvidan llevarlo.

IMPUESTOS EN TUS COMPRAS

Los precios de los productos de los supermercados y tiendas no incluyen los impuestos que corresponden al 8%. En algunos sitios, si tu compra es superior a X precio y presentas el pasaporte de extranjero, no te lo suman. Podés encontrar información detallada en la siguiente Web,

RESUMEN DE LOS BARRIOS

. Akihabara: edificios de video-juegos y tiendas de electrónica. En la estación suele empezar el free waking tour.

. Ueno: parque Ueno y los templos Kiyonizu Kannon-Do, Karamon y el Bentendo Temple y la pagoda del zoológico.

. Marunouchi: Tokyo Station con sus calles Central Street, GranSta y Keiyo Street. Palacio Imperial con el Jardín del Este y los restos del castillo Edo.

. Asakusa: Templo Sensoji y sus calles Nakamise Shopping Street, Kappabashi Dogugai Street y Debouin Street.

. Shinjuku: Tokyo Metropolitan Government con su mirador gratuito de la ciudad y monte Fuji, Godzilla en la fachada del cine, la zona Shinjuku Golden-gai con pubs y el barrio rojo.

. Shibuya: parque Yoyogi donde los fines de semana hay varios personajes interesantes para ver, el paso de cebra Shibuya y la estatua de Hachiko.

. Sumida: Tokyo Skytree y Aquarium.

. Chuo: Tsukiji Fish Market, el mercado de pescado más grande del mundo.

. Ginza: tienda top de ropa y calzado, como Chanel y Gucci.

. Odaiba: puente Rainbow para ver el atardecer, la playa artificial, la réplica de la Estatua de la Libertad y el parque Odaiba.


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