Porto, los imperdibles de la ciudad y dónde comer bien
- Nomadea
- 12 abr 2021
- 14 Min. de lectura

“Cada ciudad tiene una personalidad bien marcada, sin embargo, muchas de las características que no están dadas por la topografía del lugar me hicieron recordar a mi ciudad natal, mejor dicho, a la Buenos Aires de mi infancia.”
Llegamos a Porto con un hambre de locos y más temprano de lo que podíamos entrar al Airbnb que habíamos reservado. Aplicando nuestra costumbre nómada nos pusimos a cocinar en un banco de la más plaza cercana. En tanto que los fideos se zarandeaban en el agua hirviendo, nosotros distraíamos nuestro hambre mirando un grupo de adolescentes que no paraban de gritar mientras que posaban y se fotografiaban. Por suerte, nuestra pasta con salsa del huerto estuvo lista segundos después de que las chicas hubieran terminado su cesión de fotos, y en una calma mucho mayor disfrutamos nuestro primer almuerzo en Porto.

Seguramente esas jóvenes dedicaron tanto tiempo a fotografiarse porque es una moda que se manifiesta fuertemente en las calles de Porto. Es muy común encontrar gente, principalmente chicas, súper producidas haciendo como que caminan distraídas por las fachadas bonitas o adquiriendo posturas incómodas para mostrar los mejores ángulos de sus cuerpos, mientras un fotógrafo les apunta con la cámara. Imagino que Porto será una ciudad muy presente en los perfiles de Instagram y no me extraña, porque tiene tantos lugares bonitos y una luz perfecta, aunque no creo que sea necesario el show de los modelos aficionados en cada esquina.

Aunque mirando el mapa de la ciudad no sienta lo mismo, encontré en Porto muchos parecidos con Buenos Aires. Quizás por su arquitectura sólida de otros tiempos adaptada a las costumbres de hoy en día, será por esa mezcla de estilos, por sus construcciones elegantes, sus monumentos históricos o por las casas antiguas que ya no lucen el esplendor de su época y sin embargo siguen siendo funcionales. A lo mejor serán los viejos carteles iluminados, los buzones rojos de las veredas, las antiguas cabinas de teléfono, la decoración de los locales o los modernos murales.

No sé bien qué es, pero cuando camino por sus calles recuerdo mi barrio de la infancia y las avenidas comerciales. Siento el desorden cuadriculado de sus anchas avenidas arrebatadas de gente apresurada y turistas contemplativos. Me invade el silencio de la noche sutilmente iluminada al caminar por las angostas arterías. Un silencio musicalizado por el sonido de los autos que circulan por un pulido empedrado junto con el eco de los pasos de algún peatón solitario. Aunque la ciudad parezca dormida, aún tiene mucha vida y en interior de los locales que parecen cerrados a primera vista grupos de personas conversan y se ríen. No sé qué será lo que me recuerda a mi ciudad, pero Porto me encanta.

Porto fue el único lugar de Portugal donde conocíamos a alguien, así que mientras esperábamos que se hicieran las 18 hs para encontrarnos con Oscar, fuimos a recorrer la ciudad.
Entre subidas y bajadas, ya que el plano de la ciudad es poco llano, llegamos a la peatonal Rua Santa Sanra Catarina, caracterizada por sus comercios. En uno de los extremos de la calle está la Igreja de Santo Ildefonso que gracias a los azulejos azules y blancos de la fachada forman una postal perfecta de la peatonal. Si bien llegamos al final de la calle sin gastar dinero, no tuvimos la misma suerte al tomar la rua de 31 de Janeiro. En su interminable pendiente encontré una tienda de postales hechas con corcho y tuve que hacer una escala para comprarla.

Llegamos a la Avenida de los Aliados, donde encontramos la Praça da Liberdade, una de las más famosas de la ciudad. Allí se reúnen los portuenses a festejar año nuevo, San Juan y las victorias de los equipos de futbol local y nacional. En el centro de la plaza está la estatua de bronce que representa a D. Pedro IV a caballo y en los alrededores se encuentra el Ayuntamiento y elegantes edificios blancos de finales del siglo XIX o principios del XX.

A 200 metros de la plaza está la Estação Porto São Bento, que es una parada obligatoria para ver los 20 mil azulejos pintados a mano que decoran el interior con escenas de importantes hechos históricos.

En la puerta principal de la estación hay una larga fila de taxis que le agregan un plus a la fachada de granito del edificio y son una imagen típica del lugar.

Esta zona se considera una de las mejores para alojarse ya que está cerca de los principales atractivos turísticos y además, hay muchos restaurantes y bares. Las cafeterías son muy importantes en el cotidiano de los portuenses, quienes suelen tomar un pequeño café fuerte acompañado por una tortita tibia de crema pastelera espolvoreada con canela y acá abundan los sitios especializados en mantener esa tradición.
Entre las cafeterías de la zona aparece O Mundo Fantástico das Conservas Portuguesas, una tienda muy singular decorada casi en su totalidad por latas. Se trata de Comur, una empresa que se dedica a la venta de sardinas y que para captar la atención de los turistas tiene un local ambientado como si fuese un parque de diversiones hecho con latas de sardinas de distintos años.

A 200 mts está la Torre dos Clérigos que forma parte de la iglesia homónima y que en su interior alberga un museo. Se puede subir para tener una vista panorámica de la ciudad. No hay que distraerse sacándole fotos a la fachada de la torre de granito ya que por esa misma vereda circula el silencioso tranvía y te puede dar un buen sustito.

El siguiente lugar interesante que encontramos fue la Livraria Lello. Está considerada como una de las más bonitas del mundo, es obra del arquitecto Xavier Esteves y sus pinturas fueron realizadas por el artista José Bielman. Según se comenta, la autora de Harry Potter se inspiró en este sitio para recrear la biblioteca de la película. No pudimos entrar ya que había una cola de una cuadra y además era necesario reservar con antelación conocerla. Desde la puerta se veía como un lugar estrecho y oscuro, cargado de decoración y repleto de libros, fue una pena no poder conocerla por dentro.

Y en busca de algo cultural nos dirigimos a la Universidad de Porto, que en la entrada tenía una exposición gratuita de esculturas hechas con materiales reciclados creadas por los estudiantes que estaban muy buenas.

Pasamos por la Plaça do Infante D. Henrique, donde una graciosa escultura de chicos riendo captó nuestra atención. En uno de los laterales del parque encontramos el Palacio da Bolsa, de estilo neoclásico. Es conocido por la Sala Árabe, la cual recuerda a la Alhambra de Granada (no la pudimos ver). El edificio fue declarado Monumento Nacional y alberga la sede de la Asociación de Comerciantes de Oporto. Detrás del Palacio de la Bolsa se encuentra la Igreja de São Francisco de Oporto que debe su importancia a sus retablos barrocos hechos con madera traída de Brasil y oro.

Nuestro recorrido continuó un poco más desordenado, caminando por las angostas calles empedradas que en algunos casos se convertían en miradores improvisados. Parecían ambientados en otra época por las fachadas antiguas de las casas y los locales pequeños. Encontramos uno dedicado exclusivamente a la venta de escobas.

En ese entorno tranquilo encontramos el Instituto do Vinho do Porto, ingresamos para hacer una cata y dar un rápido vistazo al museo antes de encontrarnos con Oscar. Al acercarnos la copa sentimos el aroma añejo de los vinos madurados, al tenerla entre los labios afloró el dulzor característico del vino portugués y cerrando los ojos la bebida nos recordaba a un licor perfumado bien amacerado.

Siendo 3, fuimos a conocer la Ribeira del Douro, que fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Es un paseo en el que se respira turismo, porque todo lo que lo ofrece son, principalmente, servicios para los turistas: bares, restaurantes, cafeterías, tiendas de recuerdos, albergues, shows callejeros, excursiones, paseos en barco, etc. Es una zona bohemia y olvidada que supo reconvertirse para ser el lugar favorito de muchos turistas.

El río Douro está atravesado por 6 puentes que unen Porto y Vila Nova de Gaia, siendo el Dom Luis I el más famoso por su estilo y su céntrica ubicación. Esta obra de la ingeniería civil fue construida en 1877 por Teófilo Seyrig y su característica más marcada son sus dos niveles. El más bajo, para peatones y automóviles y más alto para peatones y tranvías. Cerca a este se encuentra Puente de María Pía que es muy similar al anterior con su gran arco de hierro, pero solo tiene un piso. Los dos siguientes puentes más próximos son São Jão y do Infante. Por último, en los extremos de la ciudad se encuentran los más grandes Freixo y da Arrabida.

La ribera de Gaia es un bonito paseo para degustas vinos, visitar bodegas y contemplar cómo asciende Porto por el terreno empinado. Su parque Jardim do Morro, es un excelente punto para disfrutar la puesta del sol. Allí suele juntarse bastante gente con en el mismo plan y cuando la cosa está concurrida aparece una señora vendiendo cervezas para animar un poco más el ambiente.

El barrio Sé es el más antiguo de Porto. Conserva casas muy antiguas, muchas de las cuales fueron remodeladas y convertidas en albergues y otras pocas que se mantienen en ruinas. El contraste bastante fuerte y le da un toque más propio. De todos modos, calculo que no pasará mucho tiempo hasta que todo sea restaurado.

Otra de las particularidades de este barrio, son las calles empinadas y las escaleras eternas. Tienen tanta pendiente que es imposible llegar a la zona alta sin descansar. En lo alto del barrio Sé está la catedral y sede episcopal de Portugal, la Sé de Porto. Un edificio que en sus comienzos fue románico y que con el tiempo le añadieron detalles góticos y barrocos.

Avanzada la noche, seguimos paseando por el barrio antiguo, donde encontramos una infinidad de murales excelentes. Entre tanto arte se nos fue abriendo el apetito, así que hicimos una parada en Gazela para degustar el clásico cachorrinho de Porto en un lugar donde se hizo famoso. Se trata de una salchicha al estilo casera asada en la parrilla, con queso encima y entre dos panes tostados que quedan crujientes al máximo. Está muy buena, pero hay que reconocer que no es para todos los días.

Caminar de noche por las calles de Porto es un placer. El ritmo de la ciudad desciende, la gente anda más relajada y en las veredas poco iluminadas aparecen las mesas de los bares. En las avenidas principales, los edificios monumentales ganan protagonismo por su ostentosa iluminación, al igual que los teatros y cúpulas.

En la Praça da Libertade encontramos algo que en apuro del día no habíamos visto: la estatua do Ardina que posa junto a un buzón de correo exhibiendo un diario. La obra es de Manuel Dias y rinde homenaje a los vendedores de periódico “ardinas” de la ciudad de las décadas de los 59 y 60.

Para cerrar la noche fuimos a probar un plato que nació en la ciudad, pero que en realidad es una mutación de un sándwich francés. Entre los años 50 y 60 muchos portugueses emigraron a Francia como consecuencia de la dictadura militar que se vivía en el país. Entre ellos se encontraba Daniel David da Silva, el creador de esta maravilla de comida. Durante su exilio trabajó en un restaurante y al regresar a su país natal abrió su propio local en el que presentó al mundo la Francesinha: su versión del croque-monsieur con muchos más ingredientes. Y, ¿qué tiene este inmenso sándwich? 3 rebanadas de pan lactal/de molde, carne, jamón, chorizo, queso, huevo frito, una salsa a base de cerveza y jugo de la carne asada y viene acompañado de papas fritas. En conclusión, es una bomba tapa arterias, pero que está muy rica y vale la pena probar.

Al día siguiente teníamos hasta el medio día para disfrutar de Porto antes de regresar a casa. En cuanto le entregamos el auto al mecánico para que le cambie el aceite, nos fuimos a caminar por los lugares que más nos habían gustado, sacar fotos a los murales y conocer más allá de los límites que habíamos visto.

Encontramos muchos murales políticos, sobre todo en contra de Trump y entre tanto arte aparecieron cosas más creativas como el marco de una puerta decorado con pijas (penes) voladoras o u maniquí desnudo sentado en la baranda del balcón de un edificio muy bonito de azulejos.

El último lugar interesante que conocimos fue la Casa da Música, en la plaza que la rodea encontramos personas haciendo piruetas con bicicletas, patinetas y hula-hulas gigantes, pero lo que realmente llama la atención es el edificio en sí. Fue construido por Rem Koolhaas como parte del proyecto Oporto 2001: Capital Europea de la Cultura, con el objetivo de darle una imagen moderna a la ciudad y logró convertirse en el nuevo ícono del lugar gracias a su loco diseño de hormigón blanco y vidrio corrugado que representan una construcción invertida de formas poco convencionales.

Y así es Porto, una ciudad de subidas y bajadas que está en constante proceso de transformación, que evoluciona con los días y mantiene su esencia. Donde la tradición y la historia se manifiestan en las fachadas coloridas y repletas de azulejos. Un sitio con una luz especial en el cual conviven la naturaleza y la modernidad, el río y los puentes.

¿QUÉ HACER EN PORTO? 20 cosas que no te podés perder
1.Barrio Cedofeita, Rua de Santa Catarina y Rua de 31 de Janeiro: un paseo por este barrio que combina arquitectura tradicional con bares y restaurantes. Caminar por la peatonal más famosa de la ciudad y una de las calles más empinadas. Visitar la 2. Igreja de Santo Ildefonso: de estilo barroco construida entre1709 y 1730.
3. Avenida dos Aliados, Praça da Liberdade Ayuntamiento, estatua de Pedro IV y Fonte da Juventude: conforman el corazón de Porto y el lugar de encuentro durante las fiestas de San Juan, Queima das Fitas y año nuevo y además donde celebran las victorias de futbol. El Ayuntamiento fue terminado en 1955, tiene una torre central de 70 m de altura y su fachada de granito está adornada con esculturas de José Sousa, Caldas y Henrique Moreira que muestran escenas de la vida diaria de Porto de aquella época. La praça da Liberdade conecta la zona antigua con la moderna, está considerada la principal de la ciudad, está rodeada por edificios modernistas y alberga el monumento al rey Pedro IV (tiene 10 mts de altura y está hecho en bronce), la Fonte da Juventude o Menina Nua (es una joven desnuda sentada en lo alto de una torre con los pies apoyados sobre una cabeza de bronce de la que sale agua).
4. Estatua do Ardina: se encuentra en una de las esquinas de la praça da Liberdade. Fue instalada en 1990 para homenajear a los vendedores de diarios (canillitas) que en Portugal reciben el nombre de ardinas.
5.Estação Porto São Bento: se encuentra en la Praça Almeida Garrett, el edificio fue obra del arquitecto José Marques da Silva y su interior fue decorado por el pintor Jorge Colaço con 20 mil azulejos pintados a mano que recrean hechos históricos del país y de la vida cotidiana. Es considerada una de las estaciones más bonitas de Europa.
6. O Mundo Fantástico das Conservas Portuguesas: ubicado en Rua da Prata, 66. Se trata del local de sardinas enlatadas decorado como un parque de diversiones. Más información en su WEB.
7. Torre dos Clérigos: es el campanario de la Igreja dos Clérigos y fue construido entre 1754 e 1763 por el arquitecto Nicolau Nasoni. Tiene 76 metros de altura, 240 escalones y está hecha de granito y mármol.
Se encuentra en Rua Senhor Filipe de Nery. Para subir a la torre y recorrer el museo cobran 5€ por persona. Sus horarios son: de abril a octubre de 9.30 a 13 hs. y de 14.30 a 19 hs. De noviembre a marzo de 10 a 12 hs. y de 14 a 17 hs. En agosto de 10 a 19 hs. Para más información visita la WEB Oficial.
8. Café y pastéis de nata: en las calles que rodean la Torre dos Clérigos podés encontrar numerosas cafeterías para degustar el típico tentempié de Oporto, un cafecito corto bien cargado con un pastelito de masa de hojaldre y crema pastelera tibio espolvoreado con canela.
9. Livraria Lello: está considerada una de las más bonitas del mundo, el edificio fue realizado por el arquitecto Xavier Esteves y pintado por el artista José Bielman. Se ubica en Rua das Carmelitas, 144. Se ingresa solo con reserva previa y tiene un costo de 5€, pero si compras un libro te descuentan la entrada del total. Está abierta de lunes a domingo de 10 a 20 hs. Para más información y reservas en la WEB Oficial.
10. Igreja do Carmo e Igreja dos Carmelitas, Universidade do Porto y Fonte dos Leões: las tres cosas se encuentran prácticamente una al lado de la otra. La iglesia son dos templos unidos, la do Carmo es de estilo barroco y la dos Carmelitas sorprende por su fachada recubierta de azulejos. Ofrecen visitas guiadas para conocer el complejo y su historia.

11. Mercado do Bolhão: están reformándolo, por lo que solo pudimos ver sus dimensiones y una fachada improvisada por carteles. Pero según leí se trata de un edificio neoclásico de 2 pisos que reúne numerosos vendedores de frutas, verduras y productos regionales. Actualmente abrieron un mercado temporal que se encuentra a 2 km en Rua de Fernandes Tomás. Para más información consultar la WEB Oficial.
12. Plaça do Infante D. Henrique, Palacio de la Bolsa e Igreja de São Francisco de Porto: la plaza reúne varios puntos de interés y en ella se encuentran las esculturas de los niños riendo que te contaba antes. La Igreja de São Francisco de Porto se destaca por sus retablos barrocos, hechos con madera brasilera y oro. Se puede visitar todos los días de 9 a 18 hs. y es gratis. El Palacio de la Bolsa, ubicado en Rua de Ferreira Borges es un bonito edificio neoclásico que alberga la sede de la Asociación de Comerciantes de Oporto y debe su fama a la Sala Árabe, que recuerda a la Alhambra de Granada.
13. Instituto do Vinho do Porto: es un espacio para catar vinos locales, conocer el proceso de certificación de los vinos de Porto y del Douro y llevarte alguna botellita de recuerdo. Podés visitarlo de lunes a viernes, de 11 a 19 hs. Más información en su WEB.
14. Ribeira del Douro y Museu da Cidade: es la zona más turística de Porto y fue declarada Patrimonio Cultural. Aún conserva la arquitectura típica de la zona ribereña con abundantes colores desgastados e infinidad de restaurantes y bares. Para profundizar en la historia y evolución del lugar podés visitar el Museu da Cidade ubicado en la rua da Reboleira 37. Toda la información en su WEB Oficial.
15. Puentes Dom Luis I, de María Pía, São Jão, do Infante, Freixo y da Arrabida: son los 6 puentes que cruzan el rio Douro y conectan las ciudades de Porto y Vila Nova de Gaia. Cada uno tiene su particularidad y merecen la pena verlos.
16. Vila Nova de Gaia, Jardim do Morro y bodegas: se encuentra en la margen opuesta del Douro y ofrece una excelente vista panorámica de Porto trepando por las calles empinadas. Además, podés disfrutar de un paseo ribereño mientras degustas vinos y visitas las bodegas.
17. Barrio Sé, Catedral Sé de Porto y Funicular dos Guindais: es uno de los barrios más antiguos, caracterizado por calles empedradas muy empinadas que sirven de balcones al Douro. Allí mismo se encuentran la catedral de la ciudad y sede episcopal de Portugal y el Funicular que conecta la Ribeira con la zona alta. Para tomar este medio de transporte tenés que ir a rua da Ribeira Negra 314.
18. Teatro Nacional São João: el edificio original fue construido en 1798 por el arquitecto Vicenzo Mazzoneschi y fue el primero de la ciudad en levantarse para ofrecer exclusivamente espectáculos. Todo su esplendor desapareció en 1908 por culpa de un trágico incendio. Un año más tarde, comenzaron las tareas de restauración dirigidas por el arquitecto José Marques da Silva quien en 1920 entrega a la sociedad una obra mucho más innovadora y elegante. El teatro se encuentra en la Praça da Batalha y podés encontrar toda su programación en la Web Oficial.
19. Casa da Música: es un centro cultural que resalta por su estilo innovador. Fue obra del holandés Rem Koolhaas y se ha convertido en el nuevo ícono de la ciudad. Se encuentra en avenida da Boavista. Más información en su WEB.
20. Jardin do Palacio de Cristal: conforma un espacio verde en medio de la ciudad que se convierten en un perfecto sitio para relajarse rodeado de naturaleza y disfrutar de las vistas del río Douro. En ese mundo acristalado podés encontrar vegetación exótica, flores, animales "libres", fuentes y un lago. Ubicación Rua Dom Manuel II.

¿DÓNDE COMER?
Gazela: el local original se encuentra en Travessa Cimo de Vila 4, al lado del Teatro Nacional S. João, pero tiene varias sucursales. El mejor lugar para comer cachorrinhos. Es un sitio pequeño con una barra rodeada de sillas altas para comer al paso. Podes consultar su WEB para ver el menú y precios.
Cervejaria Brasão Aliados: las mejores y más sabrosas francesinhas de la ciudad están en rua Ramalho Ortigão 28. Más información y reservas en la Web Oficial.

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