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Oberá, el hogar de los inmigrantes

  • Foto del escritor: Nomadea
    Nomadea
  • 12 nov 2019
  • 7 Min. de lectura

En nuestra ruta aparece Oberá, una ciudad multicultural donde conviven el verde selvático y el gris cemento de los edificios, junto con calles empinadas , plantaciones de té y pueblerinos de pálidas mejillas o pronunciados rasgos guaraníes. Empezamos a despedirnos de la selva, de la tierra cobriza y de la fauna colorida.

UN POCO SOBRE LA POBLACIÓN DE OBERÁ

A principios de 1.900 numerosas familias del norte de Europa y, más tarde, de Brasil, Paraguay y Japón, inmigraron a lo que por entonces era Yerbal Viejo, un sitio casi olvidado, cargado de vegetación y el cual Corrientes había vendido a Misiones por pocos billetes.

Las primeras familias que arribaron comenzaron a desmontar la selva y a desarrollar la explotación agrícola y forestal. Como tenían un constante problema de escasez de mano de obra, crearon programas de promoción en el extranjero para captar trabajadores. Así fueron llegando nuevos aventureros, tentados por la posibilidad de tener un puesto de trabajo asegurado, viajar con toda la familia, comprar tierras fértiles a pagar en 6 años y practicar su religión sin censura. Muchos dejaron atrás sus países para nunca más volver y se instalaron en estas lejanas tierras cobrizas tan prometedoras. De esta forma, al poco tiempo se disparó el número de inmigrantes finlandeses, franceses, suizos, noruegos, suecos, ucranianos, alemanes, etc.

Como consecuencia de este incremento significativo de habitantes, la provincia de Misiones fundó el 9 de julio de 1928 la ciudad de Oberá. En el acto estuvieron presentes tanto los recién llegados como la comunidad autóctona guaraní que, aunque hoy en día no se los considera lo suficiente, durante mucho tiempo fueron los únicos habitantes de este territorio.

Como había libertad de culto y variedad de creencias, cada orden religiosa juntó a sus fieles para poner ladrillo sobre ladrillo y construir su propia iglesia. En la actualidad hay 64 credos registrados Oberá y un total de 250 de templos incluyendo capillas y anexos católicos. Sin embargo, de los 104.112 habitantes de la ciudad, solo el 20% declara ser practicante. Entonces yo me pregunto: ¿Hay personas que van a más de un templo? ¿Estos sitios se mantienen por tradición? ¿Quién se beneficia de las misas desoladas? ¿Maradona no era dios? ¿Los pastores brasileños no aparecen más en la tv a medianoche? Haciendo memoria, recuerdo que una tarde pasamos por una capilla y el pastor predicaba para una sola persona. No sé cuál será la verdadera historia de estos sitios, pero ahí siguen y seguirán estando esperando que más fieles lleguen a salvar sus vidas, hogar sus penas o limpiar sus pecados…

NUESTROS DÍAS EN OBERÁ

Era muy temprano, el sol aún no calentaba y con ojos lagañosos caminamos desde la entrada de la ciudad hasta la casa de nuestra anfitriona. Siendo una hora coherente para un fin de semana, golpeamos nuestras manos hasta que apareció Viviana con cara de recién levantada y una sonrisa de bienvenida. Entramos en su refugio, una mezcla de taller y hogar adornado con coloridas artesanías de perlas y lentejuelas que esperaban ser despachadas.

Haciendo honor a los cultivos de la zona y las tradiciones de la región, estuvieron presenten en el desayuno el mate, el té y una buena conversación que nos permitió profundizar sobre la identidad de Oberá. Los inmigrantes que llegaron a la ciudad desde 1900 provenían de diferentes países y entrelazaron sus costumbres haciendo surgir una nueva cultura que tiene un poquito de cada lugar. Así es como en esta pequeña ciudad es tan común tomar el té como un inglés, preparar chucrut o almorzar chipá de mandioca.

Aunque sea un sitio pequeño y no hayamos encontrado muchas cosas para hacer, nuestros paseos por la ciudad fueron rápidos y entretenidos. Conocimos el Jardín Botánico donde, con la compañía de un guía, caminamos entre la flora autóctona, reconociendo las plantas principales y aprendiendo su importancia en el entorno. Es un recorrido de 15 minutos, ideal para rodearse de naturaleza sin alejarse de la ciudad.

Fuimos al Parque de las Naciones, en el cual se congregan cada año más de mil visitantes para celebrar la Fiesta Nacional del Inmigrante entre bailes y comidas típicas. Contemplamos la arquitectura de las casas de cada colectividad, hicimos un picnic en el césped y visitamos el Museo que exhibe trajes regionales, fotografías de época y objetos traídos del extranjero por los residentes.

Para darle un cierre a la parte cultural conocimos el Museo de Bellas Artes que se encuentra frente a la Universidad y vimos la muestra de feminismo que con duras imágenes buscaba interpelar a los observadores y promover el cambio.

De la lista de los atractivos naturales, fuimos a ver el salto Berrondo, un sitio muy bonito y accesible, pero del cual casi no volvemos, porque el bus no pasó a la hora programada y debimos esperar más de una hora sobre la ruta a oscuras a que llegase el próximo con la incertidumbre de que ese servicio tampoco se realizara. Es una pequeña desventaja de viajar por sitio donde el flujo de turistas suele ser nulo fuera de temporada, pero también está la parte buena que es tener los atractivos prácticamente para vos solo.

La última noche fue la más memorable, realizamos una especie de city tour por el barrio universitario, a través del cual conocimos los edificios de las Universidades, las esculturas que adornan los jardines y los murales. También pusimos mucha atención en encontrar a la perrita de Viviana que se había escapado cuando la casa estaba vacía. Golpeamos varias puertas, hablamos con varios vecinos y chusmeamos en cada patio, hasta que por suerte apareció en el sitio donde solían vivir.

Nuestros días en Oberá fueron placenteros, el clima nos acompañó y la gastronomía también aportó lo suyo. Así nos despedimos de Misiones, Oberá fue el último destino que visitamos de la provincia antes de hacer un viaje casi relámpago hasta Entre Ríos.

¿QUÉ VISITAR EN OBERÁ?

1. Salto Krysiuk, a 15 km de Oberá y sobre la Ruta Nacional Nº 14 se encuentra este complejo de 4 saltos que al unirse dan origen a una pileta natural perfecta para nadar. Para ir en transporte público hay que tomar el colectivo frente al monumento del cincuentenario (Córdoba y 9 de Julio) en dirección Guaraní. Desde este pueblo se deben caminar 7 km por un camino de tierra hasta la entrada del complejo o bien tomar un taxi. El colectivo pasa a las hs en punto y la entrada vale $100 adultos, $50 menores y vehículos.

2. Salto Berrondo, es una caída de agua de 13 metros, ubicada a 4 km del centro de Oberá, sobre RP Nº 103. Para entrar cobran $ 80 por persona y también tiene un camping ($ 120 por carpa).

Hay dos opciones para ir en transporte público. Una es tomar el colectivo que va al pueblo del Salto en la esquina del Banco Naranja (pasa cada 1 hs, excepto a las 15 hs) y te deja en la puerta del complejo. La otra es ir con el colectivo que para frente al bar Bambú, bajarse en el km 0 y luego caminar 3.3 km. Este bus pasa cada 40 minutos.

De regreso, la mejor opción es tomar el colectivo pasa frente a la entrada del complejo a las horas y media. El último servicio es a las 19.30.

3. Termas de la Selva, se encuentra sobre la ruta nacional n°14 en el km 878 y el ingreso vale $ 150. Se trata de aguas hipertermales provenientes del acuífero guaraní que ronda los 46 °C al extraerla. Tras un proceso para moderar la temperatura, distribuyen el agua en las piscinas a diferentes °C. Podés ver más información en su WEB OFICIAL.

4. El jardín Botánico, el acceso es gratuito y se localiza en calle Salto Tobogán y esquina salto Zizer. Son 2 hectáreas de árboles autóctonos, frutales y pequeña granja de animales. Realizan visitas guiadas (principalmente a escuelas) para concientizar sobre cuestiones ambientales y protección de fauna local. Además, ofrecen talleres gratuitos de jardinería y botánica.

5. Feria de las Colonias, todos los miércoles y sábados por la mañana, productores locales se reúnen para darle vida al mercado de la plazoleta Uruguay.

6. Parque de las Naciones, es un predio de 14 hectáreas con casas típicas de las colectividades que inmigraron a estas tierras y un escenario donde realizan la fiesta del inmigrante. También un museo donde se exhiben los trajes de las comunidades, objetos que relatan parte de la historia de Oberá y las fotos de todas las reinas de la Fiesta Nacional del Inmigrante.

7. Jardín de los pájaros, localizado en el cruce de av. Italia y calle México. Abre de lunes a viernes de 7 a 18 hs y los fines de semana de 9 a 12 hs y de 14 a 18 hs. El sitio cobija 200 ejemplares de 70 especies autóctonas de aves, entre las que se encuentran tucanes, faisanes, caranchos, cardenales, gallinetas, pavos reales, etc.

8. Las Camelias Golf, la razón de su existencia en mi lista de cosas para ver, no es el campo de golf (aunque esto también puede motivarte) sino su tradicional casa de té que fue construida en 1910 por un matrimonio inglés y donde podés degustar de variedad de infusiones. Se encuentra en el km 886.5 de la ruta nacional n° 14. Podés saber más del lugar visitando la WEB OFICIAL del sitio.

¿CÓMO SURGIÓ LA FIESTA NACIONAL DEL INMIGRANTE?

Un día de 1980, un grupo de vecinos nostálgicos se reunieron para compartir las comidas y costumbres típicas de sus países natales. En un principio la convocatoria fue pequeña, solo un par de personas asistieron, pero con el correr de los años cada vez más inmigrantes sentían esa necesidad de revivir su cultura y más curiosos se acercaban a ver qué pasaba. De esta manera el evento fue ganando importancia.

Pasaron los años y las colectividades se fueron organizando cada vez mejor y empezaron a tener el apoyo del Estado. Consiguieron que les prestasen un sitio, en el cual armaban sus casas características que desmontaban al finalizar la celebración, compartían comidas típicas, mostraban sus trajes y disfrutar de su música y sus bailes. Luego, adquirieron un predio propio de 14 hectáreas y en 1992 pasó de ser una fiesta provincial a la Fiesta Nacional del Inmigrante.

Finalmente, en 1997 se realizó la primer Fiesta Nacional del Inmigrante en el Parque de las Naciones, donde cada colectividad estrenó su casa típica y hoy pueden abrir sus puertas durante el año para distintos eventos. La Fiesta Nacional del Inmigrante se celebra cada año los primeros días de septiembre, donde ofrecen espectáculos artísticos, comidas, los ballets de las colectividades, así como también una feria comercial y una artesanal. Podés mirar la WEB OFICIAL para enterarte de todas las novedades la Fiesta Nacional del Inmigrante.


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