top of page

Valle de los Cirios y Guerrero Negro

  • Foto del escritor: Nomadea
    Nomadea
  • 15 ene 2018
  • 4 Min. de lectura

Camino a Guerrero Negro atravesamos gran parte del Valle de los Cirios por la ruta federal número 1 (que sigue siendo una mala carretera, pero al menos no es de “terracería”).

El sol nos dio durante casi todo el camino y pasamos bastante calor, pero vale la pena hacerlo de día para ver ese paisaje tan particular. Es la segunda área protegida más grande de México y tiene como fin proteger la flora y fauna del desierto que está entre dos mares.

Vimos muchos cactus en el camino, obvio, pero no son los típicos que se pueden encontrar en las zonas áridas, estos son altísimos. Disculpe señor, no quiero molestarlo, pero si me permite quisiera sacarle una foto ya que estoy impresionada con la altura que usted ha alcanzado viviendo en un clima tan extremo y con tan poca agua a su alcance.

Lo malo es que no hay ningún lugar destinado para que la gente pare. Estaría bueno que en las zonas donde hay varios cirios juntos haya algún mirador con cartelería o la posibilidad de hacer una caminata con un sendero marcado, aunque sea cortita, para insertarse en este mundo tan árido.

Atravesar el desierto se hace largo y algo así vendría genial para aprender más sobre el lugar, fotografiar a los señores Cirios, estirar las piernas y si se tiene suerte ver algún animal.

El que va manejando, lamentablemente, no puede mirar tanto del paisaje ya que para llegar con las 4 ruedas sanas a destino hay que prestarle mucha atención a la ruta.

Nosotros paramos al costado de la ruta, en una parte que nos pareció bastante buena para caminar y fuimos a dar un paseíto rápido. No quisimos quedarnos con las ganas de andar por ese lugar y estar rodeados de cactus y demás plantas del desierto.

A pocos km de Guerrero Negro nos encontró el atardecer, que espectáculo más lindo… Los colores del cielo y las siluetas de los cactus nos regalaron una imagen de postal para recordar. Una buena despedida del Valle de los Cirios y de Baja California.

ENTRANDO A BAJA CALIFORNIA SUR

Llegó el turno de descubrir el último estado que incluye la palabra California en su nombre. Conocimos California (USA) y Baja California (MEX), pero como no hay dos sin tres (así dicen…) existe Baja California Sur, porque si les queda alguna duda, está al sur de las otras dos.

A la entrada de Guerrero Negro hay un puesto de desinfección, te cobran $30 y te rocían el auto con algo que no huele a nada y no tiene color. Como cambia el estado les parece que está bueno fumigarlo, con lo cual es obligatorio.

Con tantos sacudones por los pozos de la ruta, sufrimos desperfectos técnicos que nos obligaron a arreglar la camioneta en Guerrero Negro. Nuestra mañana estuvo dedicada a encontrar un lugar donde nos arreglen la camioneta en el día, nos cobren como si fuésemos mexicanos (NO al sobreprecio), que tengan el repuesto que necesitábamos y que acepten el pago en dólares con un tipo de cambio similar al de las casas de cambio. Algo que suena bastante complicado, pero por suerte encontramos rápido el lugar perfecto que se adaptaba a nuestros requisitos.

¿Por qué queríamos pagar en dólares? Porque tomamos la equivocada decisión de ir comprando pesos mexicanos a medida que los fuésemos necesitando. Nos basamos en la idea de que en todo México quieren dólares. Al menos entre Bahía de los Ángeles y Santa Rosalía no encontramos casas de cambio y los bancos solo lo hacían a quienes tenían cuenta. En muchas tiendas aceptaban dólares, pero te lo tomaban a 16 (más de 2 pesos menos que el oficial). Por suerte en el taller mecánico nos lo aceptaron a 18.

Ahora bien, hablemos de cosas para hacer en Guerrero Negro y del lugar. Es un pueblo pequeño, pero en comparación con los últimos sitos de Baja California que paramos, se podría decir que es grandecito y tiene de todo (sobre todo para autos).

Desde mediados de diciembre hasta marzo podés contratar la excursión a la Laguna Ojo de Liebre para ir a ver las ballenas. Nosotros fuimos a fines de noviembre y todavía no estaba inaugurada la temporada, así que por llegar un mes antes no pudimos verlas.

Las salinas se pueden visitar contratando un guía, según nos contaron extraen la sal por medio de piscinas. Ese el principal atractivo del lugar cuando no es época de ballenas y es lo que mueve la economía de la ciudad.

Hay una reserva de aves que está en el lago, al final del pueblo. Fue lo único que recorrimos y estuvo lindo. Nosotros nos entretuvimos viendo como pescaban las garzas, pero en realidad en 15 minutos haces todo el paseo.

Lo más curioso (y solo lo vimos acá) es el supermercado. No es llamativo por las cosas que vende, sino por quienes lo atienden. Estamos eligiendo los cereales y nos damos cuenta de que el que cortaba fiambre era un militar, mmm…. Interesante, se estará haciendo unos pesitos extras para llegar a fin de mes. Seguimos con lo nuestro, decidimos llevar los anillitos de canela y no los de miel (desayunamos como niños) y al lado nuestro empiezan a reponer mercancía otro militar. Algo está ocurriendo en este sitio, no puede ser que todos los uniformados hayan encontrado trabajo en el mismo supermercado, tiene que haber algo más profundo.

El señor que estaba acomodando las cosas se dio cuenta de que algo nos inquietaba y fue él quien nos contó que ese mercado era de las fuerzas armadas y que por eso todos los que trabajan ahí eran militares uniformados. Buena onda, ya que no tienen mucho para hacer les encontraron otro trabajito y así justificar el sueldo que les pagan.

No hicimos muchas cosas de turistas, pero conocimos gente muy buena y nos llevamos un lindo recuerdo de Guerrero Negro.


留言


bottom of page