Bahía Concepción
- Nomadea
- 23 ene 2018
- 6 Min. de lectura

El área de Bahía Concepción es también conocida como las playas de Mulegé. Con el nombre ya di mucha información sobre qué trata este post. Si! voy a hablar de muchas playas que están en una bahía cercana a un poblado llamado Mulegé y en el municipio del mismo nombre.
Fuimos desde Santa Rosalia por la ruta federal número 1, directos a la playa, considerábamos que teníamos todo lo necesario para los días que pretendíamos pasar allí (la comida nunca es suficiente, menos en los sitios que merecen más tiempo del que planeas estar) y no paramos en el pueblito.
Son muchas playas (nosotros visitamos algunas), cada una tiene su encanto, está permitido acampar y son perfectas para pasar varios días. Está bueno mudar tu campamento para conocer varias playas y no tener que volver todo el tiempo a donde estás instalado. Lo ideal es llevar la comida para los días que quieras estar en la playa, y así evitar ir a comprar al pueblo de Mulegé.
El poblado es lindo, con construcciones antiguas y varios restaurantes. Nosotros fuimos una tarde a hacer compras y dar un pequeño paseo. Es chiquito y no te lleva más de 15 minutos caminar por las calles bonitas.
Encontramos dos mercados y no tenían muchas cosas, pero sí lo suficiente como para salir del paso y estar un tiempo más en ese paraíso. Si tu idea es quedarte muchos días, te conviene comprar en Santa Rosalía para abastecerte mejor. Un consejo, no lleves nada de pescado, ya que los pescadores pasan por las playas ofreciendo todo tipo de cosas de mar bien frescas.

Nuestra primera parada fue playa Santispac. Hay que estar atento a la entrada, ya que vas por la ruta de montañita, aparece después de una curva y tenés que invadir el carril contrario para entrar.
En la puerta hay un cartel que indican que vale $ 100 para pasar la noche, la barrera estaba abierta y nadie nos cobró. Nos instalamos pensando que seguramente nos iban a decir que teníamos que pagar, pero no se nos acercó nadie, así que nuestra estadía allí fue gratis. Estuvimos en noviembre, a lo mejor lo consideran temporada baja y los de la entrada se toman las semanas libres. ¿A dónde se va de vacaciones la gente que vive en la playa?
Santispac es un paraíso de playa casi virgen, lo único que hay son dos restaurantes (caros, por cierto) y varios motorhome que parecen llevar toda la vida allí instalados (claramente de norteamericanos jubilados que fueron a vivir la buena vida al calor y tranquilidad de la Bahía Concepción). Hay una soga que marca el inicio de la playa y detrás de esta estacionan los autos, casas rodantes y ponen las carpas. Hay algunos baños, pero están bastante rotos y nosotros preferimos la intimidad del matorral. No hay mucha sombra, por lo que estacionamos cerca de un motorhome alto para que nos haga sombra por la tarde.
El agua es transparente y completamente calma, si no pasa un bote no hay ni olitas. Se pueden ver el fondo del mar y los peces, incluso sin la necesidad de meter la cabeza bajo el agua. No es profundo, tuvimos que meternos bastante para que nos cubra por la cintura. La playa es de arena clara y fina, es angosta (hay poca gente, por lo que no es necesario más) y alargada, perfecta para pasear.
En la orilla hay unos señores que te ofrecen paseos en lancha para pasar el día en las islas. Nosotros no la contratamos, pero debe ser interesante si querés explorar un poco más y estás dispuesto a gastar algo de plata. Estábamos satisfechos con haber nadado con tiburones ballena y lobos marinos en Bahía de los Ángeles. Esta vez preferimos algo más tranquilo, caminar por la orilla del mar, tomar sol, nadar y descansar.
Una mañana fuimos caminando hacia la derecha (teniendo el mar de frente), a la zona del manglar. Está buena la laguna que se forma y entre las plantas se escuchaban ruiditos de animales, sin embargo, no llegamos a ver ninguno.
Un día que despertamos bien temprano, aprovechamos a ir hacia la izquierda, un paseo más largo que el del manglar. Pasamos por una zona de casas de super lujo con establo incluido y llegamos a la Playa Piedritas. A diferencia de Santispac, esta playa tiene muchas conchas en la costa y el mar está un poquito más revuelto. También se puede acampar, cuenta con palapas y hay una casa que calculo serán los que administran el lugar.

Siguiendo las recomendaciones que nos dieron unos amigos, fuimos a la playa El Coyote. Nos costó bastante encontrar la entrada ya que en el maps.me (aplicación con mapas offline) no estaba bien señalizada. Después de intentar llegar por tres lugares diferentes, encontramos a un señor que nos indicó donde era.
El lugar delicioso, como todas las playas de Bahía Concepción, había unos refugios que se podían usar y no había nadie. se puede acampar y no hay cartel que indique que debas pagar por pasar la noche allí.
Estacionamos el auto bajo la sombra de un árbol (algo que en Santispac no se encuentra), preparamos el almuerzo y disfrutamos del mar. También hicimos un poco de snorkel y nos cruzamos con varios bancos de peces.
Otra de las playas que conocimos fue El Burro (no sé a qué se deben esos nombres tan particulares). Nadie nos había comentado sobre esta, pero pasamos cuando fuimos para El Coyote y nos gustó, por lo que al día siguiente fuimos a conocerla.
Hay casas frente a la playa (por lo que vimos, todas de extranjeros), son construcciones de madera, caña y paja, algo que las hace muy atractivas. Algunas son de dos pisos y otras sólo tienen una planta. Para mi gusto, invaden un poco la playa, estaría bueno que estuviesen más alejadas. Estás tirado en la arena y es como si estuvieras en el jardín de una de las casas.
Llegamos por la mañana temprano y había un pequeño mercado de segunda mano donde participaban los locales y los bomberos (podías comprarte un traje de bombero a buen precio, ideal para quienes se iluminan durante el viaje y descubren su verdadera pasión). No recuerdo qué día era, pero calculo que habrá sido un fin de semana.
Nos dimos un baño en el mar y cuando estábamos secándonos al sol pasaron dos señoras haciendo paddle surf (una de ellas, muy profesional, llevaba al perro en la tabla). Las miramos con cara de “¡qué bueno estaría hacer eso!”, nos saludaron y siguieron su paseo. Al ratito volvieron y nos ofrecieron usarlas, porque ellas ya habían dado su recorrido matutino. Sin dudarlo y muy contentos aceptamos.
Era nuestra primera vez, por lo que la señora nos dijo cómo debíamos subirnos y cómo doblar. Es fácil, le tomamos la mano rápido (aunque haya perdido la carrera, pero eso es un detalle secundario) y lo disfrutamos muchísimo. El paddle surf es ideal para un lugar así, donde el agua es clara y muy calma. Vimos un montón de peces, de todos los tamaños e incluso una raya. Quedamos súper agradecidos con la señora de Montana (USA), toda la buena onda, un lujo tener como vecina una persona como ella que, sin conocernos de nada nos ofreció usar sus tablas.

El último sitio donde paramos fue en El Requesón. Wauuu, que playa!!! Increíble lugar. Es una especie de península y una de las más populares. Fue donde más gente vimos, pero aún así sigue siendo muy tranquilo. Hay algunas palapas, perfectas para refugiarte en las horas de más sol (aún siendo invierno, el sol pega duro en esta zona).
Te cobran 100 pesos por pasar el día (es por el auto, no por persona) y 150 pesos si te quedás a dormir. Acá si nos cobraron, cuando le preguntamos para que era, nos dijo que una cooperativa era la que manejaba todas estas playas.
Frente al Requesón está la isla que tiene el mismo nombre. Llegás caminando por el mar, el nivel del agua es muy bajo y se puede cruzar sin problema, está bastante cerca. Alrededor de la isla hay rocas donde podés hacer snorkel. Si tenés ganas de caminar, un paseo por los acantilados de la playa o la isla es perfecto. Fue en el único lugar con algas que vimos, pero solamente en un sector, por lo que no molestan.
Toda esta zona de playa es un paraíso, con cálidas aguas transparentes, el mar súper tranquilo, la arena blanca y lo mejor de todo sin grandes construcciones frente a la playa. No hay complejos hoteleros y está todo bastante virgen. Es ideal para hacer snorkel, refrescarse y disfrutar de la calma.
Si te gusta lo austero y tenés una carpa o un vehículo donde dormir este sitio es perfecto para vos. Si preferís lugares con más movimiento, comodidades de hoteles y restaurantes te recomiendo que vayas a los cabos o La Paz, allí podrás encontrar todos los servicios sin tener que caer en los mega complejos hoteleros del caribe.
El único punto en contra (no todo es perfecto) es que la ruta pasa cerca de los balnearios y es carretera de montaña. Se suelen escuchar los ruidos de los camiones dándolo todo para poder subir las cuestas.

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