Reviviendo la época medieval Sarlat, Beynac, La Roque-Gageac, Rocamadour y Saint-Cirq-Lapopie
- Nomadea
- 13 ene 2020
- 13 Min. de lectura
Estamos a un día del fin de semana y es el momento de investigar lugares para visitar en la zona de Sarlat. Comienzo la investigación y no paro de leer sobre pueblos medievales, fortificaciones, acantilados, ríos, valles y bosques… todo me encanta… ¡quiero salir ya! Aunque no tenga una ruta definida ni un lugar donde dormir, me pongo a armar el bolso, quiero tener todo listo para salir esa noche misma (aunque en el fondo sé que eso no sucederá). Después de descargar un poco de energía poniendo y sacando cosas del bolso, la ansiedad se apacigua un poco y retomo la tarea de planear. Habiendo tantos lugares bonitos y similares, me veo en la obligación de centrarme en lo que más me llama la atención considerando las distancias para no pasar todo el día arriba del auto. Ahora sí, la ruta está trazada: comienza en la única ciudad que visitaremos, Sarlat-la-Canéda, continúa por el valle de Dordogne y termina en el Parque Natural de Quercy.

NUESTRO RECORRIDO
Día 1: Sant-Astier (casa) – Sarlat: 85 km.
Sarlat – Beynac: 12 km.
Beynac – La Roque-Gageac: 5 km.
Día 2: La Roque-Gageac – Rocamadour: 53 km.
Rocamadour - Saint Cirq Lapopie: 58 km.
Saint Cirq Lapopie – Saint-Astier: 161 km.

SARLAT-LA-CANÉDA
Después de nuestra clásica rutina de pasar por el supermercado a cargar nafta (algo poco común en otros países), iniciamos camino hacia Sarlat. A los pocos km levantamos a dos chicos que estaban haciendo dedo y el auto se convirtió en una especie de aula donde trasmitimos gran parte de nuestros conocimientos de viajeros a estos mochileros de 24 años que iniciaban su aventura de 1 año tras haber terminado la carrera (la historia me sonaba muy familiar…).
Entramos en Sarlat y había un desfile de turistas y autos que daba un poco de miedo, sobretodo porque aún nos faltaba estacionar… Cuando logramos hacerlo, comenzaron a caer unas gotitas del cielo gris, puff la cosa no pintaba muy bien, pero nosotros nos hicimos los distraídos y empezamos a pasear con la esperanza de que la cosa no fuese a más (y así pasó, los únicos que se asustaron fueron los vendedores de libros).

Sarlat fue un pueblo medieval que se desarrolló alrededor de la Abadía Benedictina. A lo largo de la historia vivió muchos momentos de esplendor, sobre todo cuando se convirtió en ciudad episcopal y su abadía adquirió el título de catedral. Pero no todo fueron buenos tiempos, y también sufrió de grandes deterioros y ataques durante la Guerra de los 100 años y la Guerra de la religión. Por suerte, Sarlat supo levantarse y con ayuda del comercio que inyectaba dinero en el pueblo logró mantener una arquitectura encantadora que hoy en día está protegida por la ley Malraux. Estos años de historia y buen gusto arquitectónico la convirtieron en la popular “ciudad del arte y la historia”.
¿QUÉ HACER EN SARLAT?
Importante ciudad de comercio empujada por la compra y venta a la que le debe gran parte de su prosperidad, Sarlat cuenta con varios mercados de productos locales. Los más importantes se emplazan los días sábados por la mañana y jueves por la tarde y conforman el principal atractivo del fin de semana. Excelente excusa u oportunidad para degustar variedad de quesos, patés, conservas y foie gras típicos de la gastronomía francesa.

El comercio forma parte de la cultura de este lugar y a tal punto llega que en la iglesia Saint Marié podés obtener productos de huerto, carnes de granja, quesos pasteurizados o bien subir a su torre para tener una linda vista panorámica de la metrópoli. En uno de los laterales de la iglesia se encuentra la característica Plaza de las Ocas donde se forman filas de turistas a la espera de una foto con estos gruñones animales inmóviles. En la plaza de la Libertad, el protagonista es la estatua “Le Badaud” (obra de Gérard d´Auliac), que desde lo alto de la calle y pensativo observa la ciudad cambiar, al igual que la anciana desde su ventana contempla la gente pasar. Cuántos secretos habrá escuchado este ser silencioso con paciencia de bronce para no marchar en cuanto la gente empieza a hablar.
La zona antigua conforma un atractivo en sí por sus callejones adoquinados, sus fachadas de piedra, los tejados en punta y la arquitectura medieval vigilada por altas torres defensivas.
La Catedral de San Sacerdos merece una visita para conocer los restos de la Abadía Benedictina y el campanario del siglo XII.
Y entre tantas cosas lindas mi lugar favorito fue la Galería de Arte del Hotel Maleville, donde tras una larga escalera de mármol desgastado y escalones que menguan con la altura se encuentra el artista Adrian Kenyon quien sorprende a todos los visitantes con sus críticos collages llenos de color e imágenes de las revistas National Geographic combinadas de una forma única que invitan a uno a reflexionar sobre diversas problemáticas de la actualidad.

FESTIVALES DE SARLAT
- Las fiestas de las trufas y el foi gras a finales de enero.
- El festival de juegos de teatro al aire libre se celebra durante 2 semanas entre julio y agosto.
- El festival internacional de cine se realiza a mediados de noviembre.
¿QUÉ ME PARECIÓ SARLAT?
Un sitio precioso que como toda ciudad invita a gastar dinero. Actualmente consolidado como un destino gastronómico, en el cual el mercado de productos regionales adquiere cada día más importancia y la arquitectura empieza a desaparecer detrás de los toldos que invaden las calles.

BEYNAC
Nos dirigimos a Beynac, el sitio que menos me había llamado la atención por las fotos que había visto, pero al estar de camino decidimos ir de todas formas. A lo lejos se veía imponente el castillo que vigilaba celoso el río Dorgdone desde lo alto del acantilado y la cosa empezaba a ser más atractiva de lo que yo me había imaginado.
El tiempo tenía otro ritmo en Beynac y olvidando la locura consumista de Sarlat nos dejamos llevar por ese empinado pueblo que trepaba el acantilado hasta culminar en uno de los castillos mejor conservados de la región. Al avanzar por esos adoquinados pasajes resbaladizos comprendí que era difícil captar todo el potencial de este lugar en una foto carente de sensaciones. El verde natural característicos del denso bosque, el manso río utilizado antiguamente como vía de conexión, los callejones angostos por los que autos no pueden circular, el estilo medieval de las casas bien cuidadas y los escasos turistas que contemplativos recorren la aldea.

¿QUÉ HACER EN BEYNAC?
1. Castillo de Beynac: esta fortaleza construida en el siglo XII fue la residencia de Ricardo Corazón de León y sirvió de escenario tanto para batallas durante la Guerra de los 100 años como para diversas películas modernas. Se puede visitar de 10 a 18.30 hs todos los días abonando una entrada de 8 € por persona.
2. El cementerio: ubicado un poco más alto que el castillo sirve como perfecto punto panorámico para deleitarte con una excelente imagen del pueblo, el castillo, las montañas, el río y todo lo que puedas ver más allá.
3. El río Dorgdone: se puede pasear por la rivera del Dorgdone y/o navegar en kayak o barco para tener otra visión del pueblo.

LA ROQUE GAGEAC
Los escasos 5 km que hay entre Beynac y La Roque Gageac nos sirvieron para sorprendernos una vez más con el contraste de lo natural, la arquitectura medieval y la verticalidad de los acantilados.
Si bien la tranquilidad que había encontrado en Beynac, allí se había quedado, tampoco era la locura de Sarlat. Pero resulta normal, que seamos muchos los que queramos visitar un sito con tanto encanto y está dentro de la lista de los 3 pueblos más bonitos de Francia.

Desde la ruta trazada en una de las márgenes del río Dorgdone van trepando las casas de piedras amarillas y tejas negras sin llegar a la cima del acantilado. Malos recuerdos quedan de la ambición del hombre por apoderarse de la parte más alta de esa pared vertical. En 1957 un bloque de piedra de 5.000 m3 se desprendió causando 3 muertes y terroríficos destrozos en el pueblo. La ruta estuvo cortada durante 2 años desencadenando así la última decadencia del lugar.
La Roque Gageac se encuentra habitada desde la pre-historia. Sus cuevas y acantilados sirvieron de refugio para romanos, normandos, vikingos, pescadores, obispos, nobles y burgueses. Tras este deambular de personalidades las construcciones fueron mutando para adaptarse a la vida cotidiana y necesidades de cada uno de ellos, respetando las modas de la época. Hoy en día quedan algunos vestigios de tiempos pasados.

¿QUÉ VER EN LA ROQUE-GAGEAC?
No existe un recorrido a seguir y es un sitio muy pequeño porque lo que tarde o temprano vas a verlo todo, así que lo mejor es dejarse llevar por la curiosidad.
Nosotros lo primero que nos encontramos fue el Jardín Tropical creado por Gerard Dorin aprovechando las características del micro-clima que posee gracias a la orientación del pueblo. En este se pueden observar bananos, higueras, palmeras, bambúes, etc.
Después se cruzó en nuestro paso la pequeña iglesia de características simples y el Manuar de Tarde, una casa de estilo renacentista considerada el corazón del pueblo que fue el hogar del astrónomo, físico y matemático Jean Tarde, a quien se dice que Galileo le regaló un telescopio. Finalmente, en uno de los extremos del pueblo, se encuentra el Château de la Malartrie, que, aunque quiera pasar desapercibido, no lo logra por su arquitectura monumental.

¿DÓNDE ESTACIONAR EN LA ROQUE-GAGEAC?
Estacionamiento gratuito no hay, pero existen dos estacionamientos públicos en los cuales por 2 € podés dejar el auto por 2 horas (tiempo perfecto para recorrer con calma el pueblo). Estos se encuentran sobre la ruta al final del pueblo (yendo desde Beynac).

ROCAMADOUR
Tras una parada técnica de 12 horas para dormir en un camping cerrado por temporada al costado del río, seguimos hacia el Parque Natural Causses du Quercy para conocer Rocamadour o “Roca de Amor” como lo llaman sus íntimos amigos (o yo).
Rocamadour se extiende vertical sobre un imponente acantilado que vigila el río L´Alzou, en la cima se encuentran los restos del castillo, a través del viacrucis se llega a la zona de los templos y una escalera comercial te conduce al antiguo poblado.
Se trata de un sitio sagrado de la edad media que obtuvo este peculiar título tras la aparición del cuerpo momificado del ermitaño Amadour. Desde entonces es uno de los centros de peregrinación más importantes del país y en sus buenos tiempos llegó a tener 12 templos, de los cuales quedan en pie solamente 7.

A pesar de ser una villa religiosa, no quedó al margen de los ataques y saqueos de la época. Su emplazamiento lo convierte en un sitio difícil de defender, aunque el pueblo siempre adoptaba una posición pacífica ante la llegada de los maleantes. Encerrados en la iglesia, esperaban a que los atacantes desvalijaran las casas y se fueran sin lastimar a nadie. Hay que mencionar que se trataba de personas con muchísimo dinero y que eran convencidas por la misma iglesia para actuar de esa manera. De esa forma la orden religiosa se aseguraba que nadie salera herido y que su tesoro seguía bajo su custodia. Sin embargo, una vez fueron atacados por la banda de unos hermanos difíciles de complacer quienes no conformes con lo que había en los hogares, fueron a la iglesia en busca del tesoro religioso y dieron muerte a parte de la población.

¿QUÉ HACER EN ROCAMADOUR?
El recorrido por el pueblo se centra en visitar templos construidos en un rico ambiente natural dominado por altos árboles que conforman el bosque y precipitadas colinas de puntas redondeadas. Nuestro camino inició en la parte alta para concluir en los pies del acantilado y por el trayecto conocimos:
1) Ascensor trasversal, para quienes prefieren no desafiar las escaleras y rampas del pueblo, existe la posibilidad de tomar el ascensor que de manera transversal avanza por la pendiente haciendo 3 paradas obligatorias: el castillo, el santuario y al casco antiguo. El precio del recorrido en ascensor es de 4,20 € por persona (ida y vuelta) o 2,60 € (sólo ida).
2) La muralla, por 2 € se puede subir al antiguo muro que protegía el castillo y apreciar una vista panorámica de los jardines del castillo y el pueblo. El chateau, actualmente es de propiedad privada y no está permitido el acceso al público.

3) Chemin de croix (viacrucis), construido en forma de zigzag conecta los santuarios con la muralla del castillo por un camino colmado de árboles, imágenes religiosas y algunas cuevas que sirven de refugio para esculturas de vírgenes. Los paisajes que regala son dignas postales de Rocamadour.
4) Basílica de Saint-Sauver, es el sitio donde se celebra la misa en honor al santo ermitaño. Adornado con un órgano en forma de barco, porque según cuentan las historias, un fiel de Amadour viajaba en un barco que estaba a punto de naufragar y tras rezarle a su santo favorito el navío llegó a buen puerto sin acarrear ninguna muerte.
5) Capilla nuestra señora de Rocamadour, construida al lado del sitio donde se encontraron los restos de Amadour, posee en su fachada una antigua pintura de 2 esqueletos desdibujados. En su interior se encuentra la pequeña virgen negra que da la bienvenida a los peregrinos.

6) La Gran escalera, por medio de 216 escalones, que algunos fieles eligen subir de rodillas, conecta el pueblo con los santuarios. Enmarcada por infinidad de tiendas de recuerdos que incitan a los creyentes a comprar algún regalo para llevar a casa o dejar en las capillas.
7) El pueblo, se desarrolla al pie del acantilado y aunque antiguamente albergaba los hogares de los adinerados fieles que pasaban tiempo cerca de su santo, hoy en día está colmado de bares, restaurantes, heladerías y tiendas de regalos, y atravesado por un pequeño tren turístico.
8) Cerro de la cruz, es el nombre que recibe el acantilado que está en la margen opuesta del río. Un sendero te permite acceder a la cima, donde se encuentra la inmensa cruz y desde donde podrás apreciar el pueblo desde enfrente.

9) Molino del Salto, fuera del clásico recorrido alrededor del pueblo, existe un camino que, siguiendo el curso del río, se adentra en los campos cultivados y te permite conocer los antiguos molinos. El más llamativo se encuentra a 6,5 km de Rocamadour y recibe el nombre de molino del salto debido a la irregularidad del terreno. Aunque lo hayamos conocido con escasa agua como para que existiera una cascada, el sitio igualmente poseía un atractivo especial. Aislado de toda presencia humana, miles de renacuajos e insectos se sienten libres en ese ecosistema húmedo y sombreado. Las ruinas del molino de piedra junto con los muros de la casa del molinero y el horno conforman una obra de arte en sí misma. El molino de tres alturas construidos a continuación de la pared rocosa invade el río recordando que en antiguos tiempos sacaba provecho del agua al caer para moler los granos.
10) Gruta de Padirac, ubicada a 15 km de Rocamadour, ganó su popularidad gracias a que desciende 103 metros bajo tierra, alberga las aguas de un río subterráneo y diversas salas abovedadas. Abre del 30 de marzo al 7 de julio y del 1 de septiembre al 3 de noviembre. Podés encontrar más información en su WEB oficial.

SAINT-CIRQ-LAPOPIE
Para despedirnos del fin de semana y los pueblos medievales visitamos Saint-Cirq-Lapopie, ubicado a 58 km de Rocamadour.
Desde la orilla del río tejados color ocre desafían la pendiente mientras trepan entre árboles frondosos hasta llegar a la cima del acantilado y conformar el antiguo poblado.
Saint-Cirq-Lapopie fue una antigua fortaleza del siglo X y su primer castillo fue mandado a construir por el vizconde de Oldoric. En el siglo XIII 3 importantes familias señoriales (Lapopie, Gaourson y Cardaillac) se repartieron las tierras y cada uno edificó su propia fortaleza, sin embargo, hoy en día sólo quedan restos de una de ellas, porque fueron abandonada 3 siglos después de haber sido levantadas.

¿QUÉ HACER EN SAINT-CIRQ-LAPOPIE?
1) Los dos puntos clave para tener una vista panorámica sublime son los extremos del pueblo. Nosotros llegamos con el auto hasta la parte más alta, justo el final del poblado en busca de un estacionamiento gratuito (el cual no encontramos) y no tuvimos más que bajarnos del vehículo para enmudecer de asombro ante ese paisaje encantador. Una fina línea de agua cristalina dibuja el río al correr a través del valle arreglado de árboles y pastizales que motivaron a hombres y mujeres a instalarse en estas tierras carentes de imperfección. Desde la cima apreciamos el poblado descender y para concluir con las imágenes de postales caminamos por la ruta sin entrar al laberinto de callejones para llegar a la parte baja y ver el poblado ascender.
2) La puerta de la Pelissaria y 3) la puerta de Peyrolerie son los antiguos accesos a la zona amurallada. Actualmente ya no cumplen esta función, pero aún quedan los vestigios de estas y nosotros elegimos adentrarnos en el recorrido medieval por medio de uno de estos accesos.

Dejándonos llevar por la curiosidad y las higueras cargadas de fruta madura (hubo degustación) nos pusimos en marcha por el pueblo elegido como el “sitio preferido de los franceses” y el “más bonito de Francia”, títulos que obtuvo en el año 2012.
Entre los edificios que por su historia o presente tienen nombre en el mapa se encuentran 4) Casa Doura, el albergue de artistas que buscan la inspiración en el valle del Lot. 5) La iglesia que resalta por su altura y localización. 6) El museo Rignault, alojado en una casa del siglo XV que formaba parte de la muralla defensiva y tiene un torreón con 2 pequeñas ventanas de vigilancia. 7) Las ruinas del Château des Cardaillac. 8) La Roca Lapopie, el punto más elevado de la villa y desde donde se puede disfrutar de una bonita vista del valle con el río y las construcciones.
9) También existe un sendero peatonal para descender al río. El mismo se comienza a la izquierda de la oficina de turismo (mirándola de frente).

Es difícil describir una ruta a seguir, ya que cada fachada, esquina, pasaje o plaza merecen mención. De verdad, el pueblo entero es una obra de arte dotada de admirable perfección. Al ser un sitio pequeño lo ideal es no perderse ninguna callejuela. El buen gusto, la sutileza, el cuidado y la dedicación se aprecian en cada rincón. Saint-Cirq-Lapopie puede aparecer en el diccionario como sinónimo de “buen gusto” y utilizarse como palabra corriente para las cosas que rebozan de belleza.

¿QUÉ NOS FALTÓ CONOCER?
Por la ruta encontramos 2 sitios que nos hubiese gustado visitar. Uno de ellos es Les Eyzies de Tayac Sireuil, se encuentra a 22 km de Sarlat y por lo poco que pudimos ver desde el auto, tiene paredes rocosas con inmensas cuevas y techos que llegaban hasta la ruta.
El otro sitio es Mont Fort, un pueblo fortificado construido sobre un acantilado lleno de vegetación al costado del río Dorgdone y a 9 km de La Roque-Gageac.

¿DÓNDE DORMIR?
Campings y hoteles abundan en los valles de Francia. En este recorrido las zonas de acampada más económicas que encontramos son en la Roque Gageac el camping Vert RIvier donde por 4,60 € por persona más 4,6 € por la parcela podés pasar la noche. En Vezac se encuentra el camping Le Relais Moto de Sources que cobran 6 € por persona y en Rocamadour está el Fermes de Campagnes que por 13,44 € pueden dormir dos personas e ingresar el auto.
De todos modos, hay varios sitios en las márgenes de los ríos donde la gente suele armar campamentos improvisados. Es una buena opción para ahorrarse unos euritos, pero siempre hay que dejar el sitio más limpio de lo que estaba y evitar hacer fuego. Si todos colaboramos, los sitios no perderán su pureza ni atractivo.

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