Tierra de volcanes y pueblos prodigiosos – Clermont Ferrand, Polignac y Le Puy-en-velay
- Nomadea
- 11 feb 2020
- 10 Min. de lectura

Pasaron alrededor de 5 meses desde nuestra primera visita al Macizo Central (CLICK para leer esa experiencia) y desde ese día no dejamos de pensar en regresar. Tenemos la oportunidad de volver a caminar por ese paisaje sin igual y tras haber decidido creerle al servicio meteorológico francés (que siempre nos engaña y termina lloviendo) salimos rumbo hacia allá. En esta oportunidad recorrimos el corazón “Chaîne des Puys du Massif Central” y luego nos desviamos para conocer los pintorescos pueblos vecinos.
PUY DE DÔME
El parque natural regional de los volcanes de Auvergne tiene una extensión de 30 km y comprende más de 80 volcanes inactivos, entre los cuales se encuentra el famosos Puy de Dôme, el punto de inicio de nuestra escapada de fin de semana. Así que con todo el ánimo del mundo nos pusimos en marcha para alcanzar la cima de 1.465 msnm pero no te hagas una imagen incorrecta de nosotros que sólo nos demandó 40 minutos de caminata a buen ritmo y sobrepasar un desnivel de 350 mts. (algo que cualquier persona con un poco de buen estado físico y ganas puede hacer).

Inmersos en el bosque de árboles desnudos por el avanzado invierno, fuimos ganando altura a la vez que nuestros teléfonos recopilaban imágenes que nuestros ojos querían recordar. Si bien desde la cima se obtienen las mejores vistas panorámicas, el paisaje te atrapa durante todo el camino gracias a los volcanes de menor altura que lo conforman.
Después de una buena entrada en calor y algo de sudor culminamos para descubrir que la cima tenía más rastros de vida humana de lo que creíamos (al menos yo). El cielo estaba adornado de coloridos parapentes que, aprovechando las ráfagas de viento matutinas deambulaban por el aire. En tierra firme, varias construcciones antiguas confirmaban la inactividad del viejo volcán. La pequeña estación del tren Panoramique des Dômes, un restaurante cerrado, una pista de patinaje sobre plástico que simulaba ser hielo, la antena de la TDF (Télédiffusion de France), un laboratorio de meteorología y las ruinas del templo galo-romano dedicado a Mercurio (dios protector de los viajeros y comerciantes). Todo esto fue lo que encontramos en la cumbre.

Una vez en la cumbre del Puy de Dôme seguimos un camino que nos permitió apreciar todos los cambios de paisajes y disfrutar de la vista 360° con algo de movimiento. Hay cosas para satisfacer los gustos de cada persona. Los amantes de la naturaleza pueden regocijarse viendo la línea de volcanes rodeados de pastizales opacos y árboles perennes, o bien los cráteres verdes de áreas repobladas de vegetación y los blancos picos nevados entre los que destaca el Puy Sancy. Para los que prefieren el “Street view” del “Google maps”, tiene para entretenerse mirando todo el plano de Clermont Ferrand y sus autos deambular.

Tras un improvisado almuerzo de un guiso de garbanzos bien caliente (así de espontáneos somos), continuamos nuestro paseo para adentrarnos en el caótico mundo de los volcanes dormidos. Siguiendo el sendero de la fuente de las cabras (inicia al costado de las vías del tren) empezamos a bajar escaleras hasta llegar a la zona de pastizales secos, donde después de embarrarnos durante media hora empezamos a subir hasta la cima del volcán Puy de Pariou, esta vez una pendiente más suave. Habiendo conseguido una nueva imagen de la cadena de volcanes, disfrutado de ese paisaje sin igual y contemplado desde cerca el cráter de un volcán, deshicimos nuestros pasos para regresar al auto y continuar por las calles de Clermont Ferrand.

¿CÓMO SUBIR AL PUY DE DÔME?
La cima se puede visitar durante todo el año ya sea a pie o en tren panorámico. Nosotros fuimos en pleno invierno (finales de enero) y subimos caminando por el sendero Muletiers. Este camino está habilitado todo el año, comienza en el “col de Ceyssat” y son 2.3 km con un desnivel de 350 mts. Está muy bien señalizado, hay que seguir las marcas amarillas y cuenta con varios puntos de descanso con hermosas vistas. En general se tarda entre 45 minutos y 1 hora en alcanzar la cumbre, dependiendo del estado físico de cada uno.
Si optás por el tren Panoramique des Dômes podés verificar los horarios y precios del ticket en este LINK

CLERMONT FERRAND
Recorrimos 15 kilómetros (en auto) y llegamos a esta pequeña ciudad de paredes prietas, construcciones altas y calles animadas. La oscuridad del lugar es lo primero que llama la atención y esto se debe a que la mayoría de las construcciones del casco antiguo están hechas con piedra volvic, que es de origen volcánico y sus tonalidades rondan la gama de los negros.
La ciudad de Clermont-Ferrand surge de la unión de dos antiguas urbanizaciones, Clermont por un lado y Montferrand por el otro. Hoy en día se pueden distinguir los dos centros históricos de las poblaciones iniciales, siendo Clermont el área que más atractivos turísticos reúne. Teniendo en cuenta esto y condicionados por nuestro cansancio, nos limitamos a conocer la zona más turística.

Lo primero que encontramos fue la catedral gótica de Nuestra Señora de la Asunción con sus dos torres gemelas negras que se pierden en la oscuridad de la noche. Este es un punto perfecto para ver el Puy de Dome resaltando detrás de la ciudad. Muy próxima a esta se encuentra la estatua del papa Urbano II, que lanzó la primera cruzada en 1095.
Nos sumergimos en las peatonales concurridas y entre el vaivén de personas en modo “sábado por la noche” fuimos descubriendo aquellos rincones prodigiosos que se escondían en la oscuridad de la tarde avanzada. Sin planearlo ni saberlo, llegamos a las puertas del Hotel Fontfreyde (ubicado en la calle “Des Gras”), un asombroso edificio del siglo XVI dotado de una arquitectura bellísima compuesto por dos edificios unidos por una escalera de caracol al exterior y coronada por una torre. Actualmente es s un centro fotográfico, que garantiza la difusión de obras contemporáneas a través de exposiciones monográficas o colectivas. Se puede visitar gratuitamente. Sin duda, fue el lugar que más me sorprendió de Clermont Ferrand.
A pocos metros del Hotel se encuentra el mercado Saint Pierrre donde se pueden encontrar diversidad de productos locales y típicos de la región.

Siguiendo con la temática de los edificios notables, se encuentra la Basílica románica de Notre-Dame-du-Port, la construcción más antigua de la ciudad, data del siglo XII y fue nombrada como Patrimonio Mundial de la Unesco. El Teatro de la Ópera, un elegante edificio color blanco levantado entre 1891 y 1894 en el lugar que ocupaba la antigua Lonja de los Paños
Enfrente está la plaza Jaude, la principal de la ciudad y una de las más visitadas ya que está rodeada por importantes edificios y centros comerciales. A su vez, resulta un paseo adornado fuentes de chorro ascendente, magnolias, tulipanes y estatuas.
Al llegar al extremo de la plaza nuestros pies dijeron basta y, con nuestras pilas totalmente descargadas, decidimos entrar a descansar a uno de esos shoppings templados por la calefacción. Allí permanecimos hasta la hora de la cena.
Nos quedaron algunas cosas en el tintero, como recorrer el museo L’Aventure Michelin. En 1889, los hermanos Michelin fundaron en Clermont Ferrand la empresa de neumáticos que hoy en día es famosa en el mundo entero y también su muñeco. Conocer el Fondo Regional de Arte Contemporáneo de Auvernia (FRAC) que cuenta anualmente con una veintena de exhibiciones gratuitas sobre artistas contemporáneos de la zona. Y subir a la Torre de la Bayette, que tras coronar 250 escalones te regala una excelente vista de la ciudad.

POLIGNAC
Por la noche improvisamos un camping en un área de descanso. Elegimos el lugar más oscuro, con el suelo más mullido y armamos la carpa donde dormimos calentitos toda la noche (aunque afuera la temperatura rondaba los 5°). Si bien estaba pronosticado lluvia, ni una gota mojó nuestra carpa y a la mañana siguiente sin más rodeos que el remoloneo previo a salir de debajo de las frazadas desarmamos todo y emprendimos viaje hacia la próxima parada que en teoría iba a ser Le-puy-en-Velay.
Faltando escasos 6 km para llegar al destino previsto, nos encontramos con un tumulto de tierra alrededor del cual trepaban casitas de cuento y remataban las murallas de un antiguo castillo. Al principio pensábamos que era Le-puy-en-Velay, pero le faltaban algunas lomas más conquistadas por monumentos para ser. Así que, ante la duda, decidimos ir a explorar ese encantador pueblo que se presentaba en nuestro camino.
Resultó ser Polignac, una aldea con una historia interesante incluso antes de que se construyese la primera casa. Resulta que una de las características principales de este sitio es una colina volcánica formada como producto de la mezcla del agua de la cuenca del Puy en Velay y la lava de las erupciones volcánicas producidas hace unos 3 millones de años. Este levantamiento tan particular fue el sitio elegido para construir una fortaleza durante del siglo XI, alrededor de la cual se fue instalando la población dando origen así a la villa. Actualmente y desde hace más de 1000 años, la fortificación pertenece a la poderosa familia Polignac, protagonista de varios hechos importantes de historia de Francia.

Sin saber bien como llegar a la cima, nos pusimos a caminar por las callejuelas que más nos gustaban. De a poco fuimos ganando altura a la vez que rodeábamos la muralla. La luz y la silueta del castillo iban variando en cada curva que dábamos, a través de un paseo fuimos descubriendo la construcción por completo. Finalmente, después de unos 10 minutos de caminata culminamos en la cima, a lado de los gruesos muros que no pudimos penetrar ya que el castillo estaba cerrado por temporada invernal (abre de febrero a noviembre y cuesta 5 €). Nos llevó un rato tomar la decisión de regresar al auto, ya que las amplias vistas de la cuenca del Puy y los verdes montes del Velay eran impresionantes. A nuestros pies, las casas de gruesas piedras que desprendían olor a chimenea y la iglesia románica de 1062 que anunciaba que eran las 10 en punto con un sin parar de campanadas. Frente a nosotros, otra loma volcánica cubierta de vegetación y a nuestro alrededor pajaritos negros que anidaban en los muros de la piedra volcánica.
Podés encontrar más información de la fortaleza en la WEB OFICIAL

LE-PUY-EN-VELAY
Ahora sí, en la verdadera Le-puy-en-Velay, descubrimos que no tenía nada que ver con su vecina Polignac. Cumple con todas las características para ser considerada una ciudad, además posee 4 lomas volcánicas custodiadas por referentes religiosos (aunque una está realmente en Espaly-Saint-Marcel) y está catalogada como la “villa del arte y la historia”. Es un importante centro de peregrinación desde el siglo IX y el punto de partida de uno de los “Caminos de Santiago”, por lo que el deambular de los peregrinos es constante.

Nuestro recorrido empezó guiado por la intuición y rápidamente nos sumergimos en el corazón del casco antiguo conformado por angostos pasajes delimitados por construcciones de hasta tres pisos con puertas y ventanas de coloridos todos desgastados por el paso del tiempo. En la calle de los artistas encontramos atelieres con vidrieras que nos permitieron ver las destrezas de diversos pintores, escritores y escultores, de digno reconocimiento. Listos para descubrir qué había en la parte alta de la histórica ciudad, enfilamos hacia las callejuelas empinadas que a través de una gran escalera de 134 escalones te permite acceder a la catedral de Notre-Dame de Puy. Una grandiosa vista de la parte antigua para recobrar el aliento antes de volver a perderlo contemplando la fachada sublime de la catedral, con rastros de los estilos arquitectónicos que se fueron dando desde el siglo V hasta el XV. Lo más característico son sus rayas hechas con tiras de arenisca blanca y brecha de volcánica negra, además de los arcos rematados con pequeñas columnas decoradas. No pudimos entrar ya que justo era hora de misa, pero la entrada es gratuita y según cuentan vale la pena.
La siguiente parada

fue en la estatua de Notre-Dame. Se trata de una escultura que sirve como mirador, la misma se encuentra sobre una colina volcánica y fue construida en 1860 con el metal de 213 armas que los rusos usaron durante la Guerra de Crimea. Acá tampoco pudimos entrar ya que estaba cerrada por temporada.
Sin perder el ánimo, continuamos paseando por los recovecos de la zona antigua y llegamos a la colina volcánica donde se encuentra la Iglesia de Saint Michel d´Aiguilhe. ¿Adivina qué pasó? Tampoco pudimos subir ya que estaba en reformas (las excusas fueron cambiando, pero el resultado siempre era el mismo). Así desde abajo imaginamos como se eran las paredes de esa antigua iglesia desde cerca y también cómo se veía la ciudad extendida a los pies de los restos volcánicos.
Una caminata por la orilla del río La Borne nos guio hasta la vecina colina volcánica donde se encuentra el santuario de St Joseph Shrine conformado por una basílica, una gruta y una gran estatua. Para sorpresa del lector, acá si pudimos ingresar y disfrutamos de una excelente vista panorámica del emplazamiento característico la ciudad de Le-puy-en-velay y su asombrosa arquitectura. Una última mirada de esta antigua tierra, protagonista de erupciones volcánicas, antes de emprender el regreso a Lozère, el departamento menos poblado de toda Francia y el lugar donde se emplaza nuestro hogar temporario.

¿QUÉ VISITAR EN LE-PUY-EN-VELAY?
Para empezar a conocer esta ciudad lo primero que hay que hacer es perderse por los callejones del casco antiguo. Las fachadas de muros gruesos y deteriorados, al igual que las casas coloridas y los empedrados que van ganando altura convierten en una verdadera obra de arte este lugar. Después de deambular sin rumbo específico ya estarás listo para visitar los imperdibles:
- La Catedral de Notre-Dame de Puy, fue edificada en el monte Anis con rocas volcánicas de diferentes colores. Forma parte del Patrimonio Histórico de la Humanidad y tiene un estilo único gracias a sus siglos de construcción. Posee 6 cúpulas de admirable decoración y encima del altar mayor está la imagen de la famosa Virgen Negra del Puy del siglo XVII, motivo de la procesión celebrada cada 15 de agosto. Está abierta todos los días de 7 a 19 hs y la entrada es gratuita.
- La estatua de Notre-Dame, se encuentra en las inmediaciones de la catedral y se trata de una escultura creada por Jean Marie Bonnassieux, la cual mide22,70 metros de altura y pesa 835 toneladas. La misma se encuentra en el punto más alto de la ciudad y sirve como sitio panorámico. La entrada cuesta 4 € euros por persona (menores 2 €) y abre todos los días de 10 a 17 hs de febrero a noviembre y sólo los domingos de 14 a 17 hs de noviembre a enero.

- La Iglesia de Saint Michel d´ Aiguilhe, construida sobre una chimenea volcánica de 85 metros de altura, obtuvo el título de 4to "Monumento Favorito de los franceses" en 2014. Para acceder a esta hay que subir una escalera tallada en la roca con 268 escalones. La entrada tiene un valor de 5 € euros por persona (menores 3,50 €) y abre todos los días de 9.30 a 17.30 hs de marzo a enero, excepto los días feriados.
- El santuario de St Joseph Shrine, es el sitio perfecto para tener una vista panorámica de toda la ciudad de Le-puy-en-Velay con los tres íconos elevados, anteriormente mencionados. El sitio está compuesto por una basílica decorada con arte popular, una gruta y una estatua de 22,40 metros de altura. La visita es gratuita y abre todos los días de 10 a 18 hs. Podés encontrar más información en la WEB OFICIAL.
También está la estatua de una peregrina, con su mochila, gorro y bastón, sentada en un banco descansando antes de emprender su caminata hasta Santiago de Compostela (España). Una imagen nostálgica, que despierta en mí los recuerdos de esos 11 días a pie para cumplir una meta.

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