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Les Gorges du Chassezac, visitando La Garde Guérin, Villefort y Castanet

  • Foto del escritor: Nomadea
    Nomadea
  • 22 mar 2020
  • 5 Min. de lectura

Siguiendo con la temática de ríos y gargantas francesas, fuimos a conocer Les Gorges du Chassezac, un accidentado paisaje que penetra en la monotonía de la extensa meseta de la comuna de Prévenchères (Cévennes).

En nuestra visita confirmamos lo que tantas veces habías escuchado/leído: “La Lozère está despoblada”. Llevábamos casi dos meses por esta zona y aún no habíamos tenido esa sensación de escasez de gente. Todo lo que habíamos conocido siempre estaba cerca de algún pueblo, e incluso la distancia entre un asentamiento y otro no era tanta como para decir que la Lozère estaba deshabitada; sin embargo, en la región del Chassezac la cosa era un poco diferente.

Por el camino nos cruzamos con muy pocas aldeas, cada tanto aparecía alguna casa solitaria en medio de un campo cultivado y el tráfico de autos era casi nulo. Para completar, las densas arboladas habían sido reemplazadas por pastizales bajos y una enorme represa controlaba el cauce del río originando un amplio lago estático. Si a esta tranquilidad le sumamos la quietud del día sin viento que nos había tocado, la sensación de soledad es total. Fue una delicia poder escuchar a los pájaros anunciando la puesta del sol, sin el rum de un auto al pasar.

LA GARDE GUÉRIN

Después de una parada rápida en el mirador de la represa llegamos a La Garde Guérin, un diminuto pueblo medieval completamente amurallado que descansa en lo alto del cañón del río Chassezac. Un lugar auténtico, con pintorescas calles adoquinadas, casas de piedra restauradas según la arquitectura original, una iglesia del siglo XII y la torre reconstruida del castillo en ruinas. Por razones más que evidentes, forma parte de “los pueblos más bonitos de Francia” (Les plus beaux villages de France).

Recorrer todas sus calles no lleva más de 15 minutos (incluso para quienes caminan despacio), subir a la torre toma 3 minutos (si no te asustan las escaleras angostas), enamorarte de la vista panorámica demanda 1 segundo y decidir dejar de contemplarla puede ocuparte el resto de la tarde. De un lado el pueblo, como si fuese un mapa 3D hecho con el máximo de los detalles y del otro, la línea del río abriendo camino en la profundidad de la meseta.

Desde el pueblo hay varias caminatas que te llevan a los poblados cercanos y de la margen opuesta del río, hay varios miradores y, además, inician los senderos para recorrer al cañón del Chossezac. Nosotros seguimos las marcas para llegar a la orilla del río, un sendero simple al principio y con cierta dificultad al final (muy empinado y resbaloso) que nos llevó una hora y media recorrer (ida y vuelta). Rodeados de inmensas rocas de formas extravagantes que descansaban en equilibrio unas sobre otras nos sentíamos diminutos, como una hormiga entre las piedras de los hitos.

En la tranquilidad del estacionamiento de Les Gorges du Chassezac armamos nuestra carpa. Pasamos la noche acompañados de un motorhome ubicado cerca del acantilado, inmersos en una oscuridad total donde las estrellas se multiplicaban al avanzar la noche y la presencia humana se sentía solo en nuestro respirar.

A la mañana siguiente, recorrimos una vez más los miradores para contemplar la profundidad del cañón y fuimos a desayunar al parque del castillo de La Garde Guérin. En plena temporada baja (otoño/invierno), el pueblo está inhabitado y el poco movimiento de gente que hay se debe al restaurante o al paso de algún turista. El dato de oro, es que subir a la torre del castillo es gratis y está abierto todo el año.

VILLEFORT

El camino que une Garde Guerin con Villefort es una bonita ruta escénica. Las curvas que siguen el perfil de la montaña te permiten contemplar un paisaje de acantilados cubiertos con árboles que crecen donde casi no hay tierra. A lo lejos aparece el lago de 127 hectáreas creado tras la instalación de la represa y el pueblo de Villefort apenas se divisa entre las colinas.

El estanque no tiene mucho encanto los días fríos de invierno, pero cuando las temperaturas son más elevadas es el lugar idílico para un chapuzón refrescante, pasear en kayak o practicar windsurf. La represa fue construida entre 1956 y 1964 y sumergió bajo las aguas del lago al valle de Bayard, esto obligó a 20 familias abandonar sus hogares.

A 2 km se encuentra Villefort, un antiguo pueblo que formó parte del camino de Régordane, la única vía de comunicación entre Le Puy y el Mediterráneo hasta el siglo XIX. El poblado se extiende de norte a sur por el angosto valle y conserva casas típicas de viejas épocas. Las laderas que rodean al pueblo están dominadas por castaños y diversos árboles, y un pequeño tren atraviesa la montaña facilitando la comunicación entre las aldeas de la zona.

CASTANET

Aprovechando que salió el sol, nos fuimos de picnic a la rivera del Altier. A orillas de este río descansa el castillo de Castanet construido por Jacques Isarn en 1578. Esta fortificación de inmensos muros de piedra se salvó de que lo inundaran durante la construcción de la represa de Villfort por ser parte del inventario de los monumentos históricos de Francia.

El nombre Castanet hace referencia a los castaños, árboles predominantes en la región que fueron la base de la economía de los habitantes. El castillo fue reconstruido tras ser devastado por un gran incendio en el 2000, actualmente se puede visitar de julio a agosto y suele usarse de sala de exposiciones de arte.

De regreso a casa, tomamos parte del camino de Régordane y nos encontramos con varios castillos curiosos ya sea por su imponente arquitectura, sus ruinas o el lugar donde estaban construidos. Forman parte de esta ruta los castillos:

1) Du Tournel, emplazado en la cima de una colina rocosa,

2) la Torre Du Villaret, lo único que se conserva del castillo,

3) Du Champ, una lujosa mansión fortificada del siglo XII construida por los señores de Altier,

4) Grand Altier, el primer asentamiento de los señores de Altier, fue edificado en el siglo XII y actualmente quedan los restos del mismo,

5) Du Castanet,

6) La Garde Guerin,

7) Du Roure, situado en las Gorges du Chossezac en el lado opuesto de La Garde Guerin,

8) De Bresis, construido por la familia Hérail en el siglo XII para vigilar el puente que cruza el río Ceze, hoy en día está en ruinas,

9) D´Aujac, de estilo renacentista y en perfecto estado de conservación, y

10) Du Portes, tuvo una época de esplendor, luego estuvo abandonado mucho tiempo y finalmente fue restaurado en 1970 al encontrarse minas de carbón en la zona.

Nosotros no conocimos todos estos castillos, pero al menos pudimos ver algunos antes de terminar nuestro paseo de fin de semana y regresar a casa.


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